SALMO 82/ JUSTICIA
Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde y al necesitado, poned a salvo al desvalido y al pobre, ¡Libradlos de las garras del malvado! Pero no entienden, no comprenden. (Salmo 82:3-5)
Es Dios quien habla por medio de salmista Asaf. El Señor está haciendo una petición a su pueblo; una petición que refleja su carácter porque nuestro Dios es justo y no únicamente santo. Él espera de su pueblo, que en un reflejo de su carácter, tomen acción en defensa de todos aquellos que sufren la injusticia, los desvalidos, los que el sistema ha echado a los márgenes, los que no cuentan para nada ni para nadie en la sociedad. Pero para el Señor si cuentan. En las Escrituras con frecuencia se presenta a Sí mismo como el defensor y el patrón de este tipo de personas. En el pasaje de Asaf comisiona su pueblo a que se unan a Él en el trabajo de restaurar y reconciliar, de hacer la paz y promover la justicia.
Jesús, repitiendo las palabras de su Padre, afirmó que deseaba misericordia y no sacrificios. En versión contemporánea podemos afirmar que nunca nuestras reuniones, alabanzas, concentraciones, actividades, congresos, capacitaciones, veladas y vigilias -todo ello bueno en sí mismo- podrán compensar en modo alguno nuestra falta de misericordia, nuestra indiferencia ante el que sufre, nuestra falta de acción ante la injusticia.
De modo personal ¿Qué te dice el Señor por medio de las palabras de Asaf?
Son unas palabras que siempre me han impresionado; su repetición a lo largo de las Escrituras me habla de la importancia de la misericordia de Dios activando por medio de sus hijos. El propio Jesús la menciona con la historia del buen samaritano. Como seguidor de Jesús debe ser parte intrinseca de mi carácter. Lo intento y oro a Dios por entender bien como actuar y ser parte de sus agentes restauradores para este mundo doliente.
ResponderEliminar