SALMO 80/ RENUÉVANOS
¡Oh Dios, renuévanos! (Salmo 80:4)
Esta salmo de Asaf es una oración colectiva. Es probable que fuera leída en público, bien por un sacerdote o de forma antifonal por el director del coro y el pueblo. En cualquier caso expresa un deseo colectivo que, naturalmente, cada uno de los participantes puede, si lo desea, hacer suyo propio. En el mundo hebreo las cosas importantes se repiten. La repetición es una de las formas de aprendizaje más antigua que conocemos. Precisamente, la frase que encabeza esta entrada del blog se repite en tres ocasiones, señal de que es importante. Las tres están relacionadas con el estado de postración que el pueblo, como colectivo, vive.
La palabra renovar tiene muchos y ricos significados en castellano: "hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado"; "restablecer o reanudar una relación que se había interrumpido"; "dar nueva energía a algo, transformarlo"; "poner de nuevo o remplazar algo". Ahora que un nuevo año comienza podría convertirse en una oración personal y comunitaria. A nivel individual los significados de la palabra renovar pueden ayudarnos a pensar de qué modo, si lo deseamos, necesitamos ser renovados por el Señor. A nivel colectivo, como iglesia, como comunidad, que bueno sería si hubiera ese sentido mayoritario de que queremos y necesitamos ser renovados.
La fotografía que ilustra esta entrada me ha hecho pensar en renovaciones estéticas y estructurales. Una buena mano de pintura dejaría esa casa "como nueva" y luciría bien. Sin embargo, desconozco cómo está su estructura y la renovación estética podría dejar intactos defectos estructurales. Sería como la casa construida sobre la arena de la enseñanza de Jesús. Bienvenidos sean los cambios estéticos, pero no al precio de encubrir la necesidad de los estructurales.
¿Estética o estructura? ¿De qué está necesitada tu vida?
La verdad es que somos muy dados hacer "renovaciones" exteriores que tapan los defectos estructurales serios. !Yo también¡ La mano de pintura y continua con tu pobre existencia. Me encanta la parábola del hijo prodigo, volver a casa y ser renovado por el Padre.
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