SALMO 63/ SED DE DIOS
Oh Dios, tú eres mi Dios y de madrugada te busco; de ti tengo sed y por ti desfallezco en una tierra árida, seca y sin agua. (Salmo 63:2)
Este salmo fue escrito por David cuando se encontraba en el desierto y, precisamente, usó la realidad geográfica en la que se encontraba para expresar su sed y su necesidad de Dios. Al leerlo pensaba que el desierto no es únicamente un espacio físico, es también una realidad espiritual, y no hay duda que nuestras vidas pasan por desiertos espirituales, tiempos de aridez espiritual, emocional, mental e incluso física. Una vez que te encuentras en el desierto la pregunta es qué hacer. Hemos visto incontables veces en las películas que aquel que está perdido en semejante situación lo primero que necesita es agua; de encontrarla depende su supervivencia. Encontrar agua es una urgencia vital, no hay tiempo para otros detalles o tonterías pues está en juego la vida.
Bueno, David da la pauta, buscar a Dios. Si uno se queda quieto en el desierto espiritual la muerte está asegurada. Aunque sea arrastrándose hay que ir en busca del Dios que puede saciar -aunque sea con gotas- la sed emocional, espiritual y mental que nuestra vida necesita. Hay que buscar a Dios para saciar la sed aunque, todo sea dicho de paso, la mayoría de las veces Él sale a nuestro encuentro y sacia nuestra sed. Puede que no llegue temprano, pero doy fe que nunca llega tarde.
¿Cómo está tu sed Dios?
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