SALMO 15/ SEÑOR, ¿QUIÉN PODRÁ HABITAR EN TU TIENDA?



Señor, ¿Quién podrá habitar en tu tienda?, ¿Quién podrá morar en tu monte santo? (Salmo 15:1)


Sin duda yo contestaría: "aquel que ha experimentado la gracia redentora de Jesús". Es bien sabido que los seguidores del Maestro basamos nuestra relación con Él en la gracia y el amor incondicional; nosotros nos podemos presentar confiadamente ante el trono de la gracia -tal y como indica el escritor de Hebreos-; es decir, no debido a lo que somos, sino a pesar de lo que somos. Nada que hagamos o dejemos de hacer puede añadir o menguar esa gracia. Ahora bien, aquel que ha comprendido y experimentado la gracia se siente impulsado a responder a la misma; el entendimiento de lo que Jesús ha hecho por nosotros, de cómo nos ha tratado y sigue tratando provoca en nosotros una respuesta de amor que se traduce en obediencia. Y aquí precisamente es donde entra en juego las palabras del salmista.

Al leer el salmo 15 desde la gracia veo en él una colección de pautas que me permiten articular, de forma práctica, mi respuesta de amor por medio de la obediencia a la gracia del Señor. Veo que el salmista me indica que, fundamentalmente, se puede agrupar en tres grandes dimensiones, cuidar mi relación con el Padre -rectitud y justicia-, cuidar mi vida interior -ser sincero en mi interior- y cuidar mi relación con el prójimo -no calumniar, no hacer mal-. Añade David que aquel que vive de esta manera ¡Jamás sucumbirá!


Por gracia te puedes acercar al Señor, pero ¿Cómo en tu vida cotidiana estás articulando tu respuesta a su gracia? Si te valoras a la luz de esas tres dimensiones ¿Qué ves?

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