EL SERMÓN DEL MONTE 45/ LEALTADES/ MATEO 6



Nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro; será fiel al uno y del otro no hará caso. No puedes servir al mismo tiempo a Dios y al dinero. (Mateo 6:24)


El original griego afirma que uno no puede ser esclavo de dos señores. Por eso al leer este pasaje uno debe tener en mente qué era la esclavitud en la época de Jesús. El texto no habla de tener dos trabajos y, por tanto, dos jefes y tener mayor preferencia por uno en detrimento del otro. Está hablando de dos amos, de dos señores y en aquellos tiempos el amo era el propietario del esclavo y su vida. Éste no era considerado una persona sino más bien una herramienta viva. El amo tenía total potestad sobre él y su vida; podía maltratarlo, golpearlo e incluso matarlo pues era su posesión y no tenía derechos legales en tanto y cuanto no era un ser humano. Dada esta realidad, Jesús no está hablando de la incompatibilidad de tener dos amos sobre nuestras vidas, dos que reclamen el poder y la autoridad sobre las mismas; sencillamente no puede ser.

La palabra hebrea que aquí se ha traducido por dinero es "mamón". En el principio significaba únicamente algo que se confiaba -generalmente dinero-  a alguien para que lo guardará. Con el tiempo la palabra evolucionó y llegó a significar en qué o en quién se deposita la confianza. Puesto que, a menudo, el dinero es nuestra fuente de confianza y seguridad, la palabra llegó a significar el dinero o las riquezas. Por tanto, de lo que Jesús nos está hablando es de nuestra tendencia a confiar en aquel o aquello que, en nuestra concepción, nos ofrezca seguridad y, consecuentemente, nuestra propensión será a servirlo, a hacer de él o ello nuestro amo, en quien depositemos nuestra lealtad. Por eso, aunque podamos afirmar que el dinero no es nuestro problema vale la pena pensar hacia quién o qué se dirige nuestra lealtad y nuestro servicio. Jesús reclama ser el Señor de la totalidad de nuestra vida y no desea compartir ese señorío con nada ni con nadie. No estoy afirmando que vivir de esa manera sea fácil ¡en absoluto! Creo más bien que se trata de una tensión constante, continúa por mantener a Jesús en el centro y ser consciente de aquellas cosas y/o personas que nos piden y exigen una lealtad que está en conflicto y contradicción con la lealtad al Maestro. Esa tensión nos acompañará toda nuestra vida y la veo como algo saludable que nos obliga, cada cierto tiempo, a revisar el estado de nuestras lealtades y asegurarnos que están inclinadas hacia el lado correcto. Este examen periódico es necesario dada la sutil tendencia de nuestras lealtades a moverse en la dirección incorrecta, a veces, de maneras imperceptibles que de acumularse nos hacen servir al señor equivocado.


Un análisis de tu vida ¿Qué revelará en relación a dónde están tus lealtades? Dios  o el dinero ¿Cuáles son tus tensiones en el área de las lealtades? ¿Qué lealtades en competencia hay en tu vida? ¿Qué debes hacer al respecto?

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