EL SERMON DEL MONTE 23, NO VOLVER LA ESPALDA AL NECESITADO



A quien te pida algo, dáselo; y a quien te ruegue que le hagas un préstamo, no le vuelvas la espalda. (Mateo 5:42)


De nuevo es importante identificar el principio que Jesús está transmitiendo por medio de esta enseñanza y no quedarnos en la superficie sin entender el contexto y el trasfondo. Creo que se trata del principio del dar a aquel que se encuentra en necesidad. Está en línea con el resto de la enseñanza de la Escritura. El mismo Jesús afirmó que "era más bienaventurado dar que recibir"; nuestro propio Dios está de forma constante dando a la humanidad a través de su providencia indiscriminada hacia justos e injustos y, además, ilustró el principio dando a su propio hijo por nosotros. Está también en línea con las enseñanzas de la Ley de Moisés que procuraba una especial atención para aquellos en necesidad; algo tremendamente importante en una época que, a diferencia de la nuestra, no había ningún sistema de protección social para los más desfavorecidos. 

Por tanto, el seguidor de Jesús no puede ser indiferente ni cerrar sus ojos a la realidad de un mundo necesitado; además debemos ver la necesidad en sentido amplio y no únicamente la de tipo económico. Hay necesidades emocionales, sociales, intelectuales y espirituales que, para algunas personas, son tan importantes y prioritarias como la material. El discípulo de Cristo adopta en consecuencia la misma actitud que tuvo el Maestro, quien dio y se dio a sí mismo. El seguidor de Jesús entiende que como colaborador de Dios en el ministerio de restauración y reconciliación tiene el radar siempre abierto y sensible a las posibles y potenciales necesidades de todo tipo que hay en los entornos en los que se mueve y, en la medida de sus posibilidades, las ministra y lo hace con la actitud que ya se describió en el pasaje anterior al hablar de la milla extra.

Creo que muchos cristianos no somos personas malas; creo que de forma intencional no acostumbramos a hacer el mal; creo que nuestro gran pecado es la omisión y la indiferencia, el no considerar las necesidades de este mundo como nuestro problema. Siempre me he preguntado cómo cambiaría nuestro mundo si los centenares de millones de seguidores de Jesús nos levantáramos cada día con la intención de ministrar todas aquellas necesidades que nos salieran al paso ¿No sería este un mundo diferente?


¿Quién hay en tu entorno que necesita que le des? ¿Qué necesita de ti?

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