LOS ESPÍAS ENVIADOS A CANAÁN/ PERSPECTIVA/ NÚMEROS 13 Y 14
Así las cosas, Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra delante de toda la comunidad israelita. Por su parte, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefuné, que habían participado en la exploración de la tierra, rasgaron sus vestiduras y, dirigiéndose a toda la comunidad israelita, dijeron: — La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra muy buena. Si el Señor nos es propicio, nos conducirá a esa tierra y nos la entregará; es una tierra que mana leche y miel. Hacéis, pues, mal en rebelaros contra el Señor y en temer a los habitantes de esa tierra. Nos los comeremos como si fueran pan, porque el dios que los protege se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el Señor; por lo tanto, no los temáis.Pero la comunidad seguía amenazando con apedrearlos. Fue entonces cuando la gloria del Señor se manifestó en la Tienda del encuentro a todos los israelitas. (Números 14:5-10)
Los doce exploradores, uno por cada tribu, hicieron un recorrido de cuarenta días por la tierra de Canaán y se pudieron hacer una idea bastante precisa de la situación. Es fácil imaginar la expectación que debía de tener el pueblo cuando se reunió para escuchar el informe de aquellos hombres. Después de hacer una descripción de las bondades de la tierra concluyeron que "no podemos vencer a ese pueblo porque es más fuerte que nosotros". El desánimo corrió por todo el campamento y la noticia se difundió de forma rápida y eficaz; como en ocasiones anteriores el pueblo vuelve a idealizar Egipto, quiere regresar para allá y hablan de nombrar un líder que les guíe en la empresa. Sin embargo, dos de los exploradores, Josué y Caleb, aunque vieron la misma realidad, tienen una opinión diferente. No niegan las dificultades que han mencionado sus compañeros de exploración; añaden, sin embargo, un factor importante, Dios está con nosotros y nos dará la tierra, la podremos poseer. La respuesta de la comunidad no fue muy halagüeña; amenazaron con apedrearlos por su disidencia.
Todos miran la misma realidad pero ven cosas diferentes. La fe introduce un matiz, un ángulo, una perspectiva radicalmente distinta en las realidades a las que nos acercamos. La fe, la confianza en Dios, no niega la realidad, no minimiza las dificultades; no esconde la cabeza debajo del ala para no ver los retos, los problemas o los obstáculos. Al contrario, los percibe en toda su seriedad y gravedad, pero los ve desde la perspectiva de Dios, lo introduce a Él en la ecuación, y al hacerlo todo cambia, todo se ve distinto, todo se ve con una proporción diferente. Observamos los problemas pero vemos también al Dios que tiene la capacidad de eliminarlos; y si decide no hacerlo nos da la capacidad para afrontarlos, la paz para vivirlos y experimentarlos. Cuando nos acercamos desde la fe a la realidad, la vemos y a continuación entablamos un diálogo con el Señor; le decimos que eso es lo que hay; le preguntamos cómo vamos a enfrentarlo, cómo vamos a experimentarlo a Él en medio de esa realidad. La fe no elimina las realidades, las pone en contexto y a nosotros nos da perspectiva. Introducir a Dios en las ecuaciones de la vida siempre altera el resultado y siempre nos da a nosotros una visión nueva, renovada, esperanzadora de las cosas y las situaciones.
¿Qué realidades estás experimentando en las que deberías incluir a Dios en la ecuación? ¿Cómo pueden cambiar las cosas al mirarlas desde la fe?
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