JETRÓ/ RETROALIMENTACIÓN/ ÉXODO 18



Moisés atendió el consejo de su suegro, y lo llevó a la práctica. (Éxodo 18:24)


Una de las funciones de Moisés como líder de Israel era la judicial. Debía impartir justicia y dirimir las querellas entre el pueblo. El problema era que todo, tanto lo de menor importancia como lo más serio, acababa en sus manos. Esto producía una saturación tanto para Moisés como para el pueblo. Para aquel porque estaba sobrepasado de trabajo; para este último porque las esperas interminables a la que se veía sometido para que los casos fueran resueltos. Moisés había puesto en pie un sistema que estaba al límite de su capacidad y que le sometía, tanto a él como al pueblo, a una gran tensión; pero era lo que había y él simplemente respondía ante los desafíos que la realidad le presentaba. 

Moisés tenía puntos ciegos en su manejo de la realidad. Es decir, había aspectos de la misma que podían ser evidentes para otros que miraban y observaban desde fuera pero no lo eran para él inmerso como estaba en la situación. Puede ayudar a entenderlo pensar en los espejos retrovisores de los vehículos. Todos tienen un punto ciego cuando miramos por ellos. Hay un ángulo en que no podemos ver con claridad; otros vehículos pueden estar ahí y, sin embargo, no ser visibles desde nuestra posición; eso puede, y de hecho causa, muchos accidentes. Jetró, el suegro de Moisés, observó la situación desde fuera y fue consciente de lo que su yerno no podía ver, el colapso hacia el que el sistema, el pueblo y el propio Moisés se encaminaban. Jetró le dio retroalimentación a Moisés; le ayudó a ampliar su perspectiva de la realidad y cómo poder mejorar el sistema. Le permitió ver y entender aquello que, sin su ayuda, Moisés tal vez nunca habría podido percibir. La solución consistía en delegar la responsabilidad que se concentraba en Moisés entre más personas; aligerar su carga e implantar un sistema judicial más ágil y dinámico. Moisés, que era un hombre humilde, entendió y atendió al consejo dado por Jetró y cambió el sistema produciendo una mejora para el pueblo y él mismo. 

Todos nosotros tenemos puntos ciegos en nuestras vidas; áreas de la realidad que no percibimos pero que otros si lo hacen. Eso plantea un doble reto. Primero, tener en nuestro entorno personas que puedan darnos retroalimentación para poder ampliar esas perspectivas que se nos escapan; es la única manera de eliminar o disminuir nuestros puntos ciegos. Hablo de personas que nos aman, buscan nuestro bien y, consecuentemente, están dispuestas a señalarnos nuestros puntos de ceguera para que podamos ser conscientes y, si queremos, cambiarlos; fundamentalmente porque los puntos ciegos acostumbran, de una u otra manera, a dañarnos. El segundo reto, y no menos importante, es tener la capacidad y la humildad de aceptar la retroalimentación. Siempre me han enseñado que ésta es un regalo que el otro nos hace, incluso cuando no nos gusta lo que se nos dice. Entender y aceptar la retroalimentación nos ayuda a crecer, a mejorar, a madurar y cambiar cosas de nuestra vida que de otro modo sería totalmente imposible. En definitiva, a superar nuestros puntos ciegos.


¿Quiénes ejercen en tu vida el papel de Jetró? ¿Cómo aceptas la retroalimentación? ¿Qué debes hacer al respecto?

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