EL SERMÓN DEL MONTE 10/ FELICES LOS QUE SUFREN PERSECUCIÓN/ MATEO 5



Felices los que sufren persecución por cumplir la voluntad de Dios, porque suyo es el reino de los cielos. Felices vosotros cuando os insulten y os persigan, y cuando digan falsamente de vosotros toda clase de infamias por ser mis discípulos. ¡Alegraos y estad contentos, porque en el cielo tenéis una gran recompensa! ¡Así también fueron perseguidos los profetas que vivieron antes que vosotros! (Mateo 5:10-12)

Esta es, sin lugar a dudas, no la más difícil de entender pero si la más difícil de vivir de todas las bienaventuranzas. Jesús es honesto; siempre lo fue fue, con lo que podían esperar en la vida aquellos que tomaran la opción por seguirle a Él. El Maestro mismo afirmó que si Él sufría persecución es algo que nosotros debemos esperar que también nos pase. El apóstol Pablo indicó que todo aquel que desee vivir agradando al Señor debe estar preparado y dispuesto para sufrir persecución. ¿Por qué debería ser así? Parece tener todo el sentido del mundo; si un seguidor de Jesús opta por hacer la voluntad de Dios tendrá que enfrentar todo el sistema en que está basado este mundo.
Tendremos que enfrentar la inmoralidad y la injusticia allá donde se de, en los diferentes ámbitos en los que nos movemos y desempeñamos nuestra vida. Reconoceremos a aquellos que hacen el bien pero levantaremos nuestra voz contra todo aquello que se oponga a la voluntad de Dios tanto en la esfera privada como en la pública. ¡Hay tanta inmoralidad en la vida pública contra la que debemos clamar como seguidores de Jesús! ¡Pero hay también tanta injusticia contra la que no podemos estar callados! Pensemos en la explotación económica, la sexual de las personas que son víctimas del tráfico de seres humanos, el maltrato del emigrante, los sueldos de miseria que enriquecen a una minoría de forma injusta e inmoral, la violencia doméstica contra niños y mujeres, el acoso escolar, el abuso de las empresas que ostentan situaciones de monopolio en los mercados ¿Hemos de seguir?  Jesús nos enseñó a pedir que la voluntad del Padre se haga en la tierra del mismo modo que se cumple en el cielo. Consecuentemente, todo lo anteriormente mencionado atenta contra esa voluntad y nosotros, como seguidores del Maestro, hemos de enfrentarlo y confrontarlo. Quien eso haga no puede esperar indiferencia de parte de los poderes políticos, sociales y económicos. 
¿Qué felicidad puede haber en todo eso? Jesús mismo lo afirma; la imitación de Él y de todos los santos y mártires que nos precedieron; el ser dignos del Maestro; el vivir como Él vivió.  Pero tal vez estamos viviendo una vida en la que aquello que nos preocupa no es la voluntad del Señor, no es que su Reino venga, no es restaurar y reconciliar el mundo con Él; antes bien preservar nuestro pequeño estilo de vida burgués, capitalista y hedonista. Así podemos estar tranquilos, el mundo nunca nos perseguirá; sin embargo, el Maestro se avergonzará. 

¿Dispuesto a pararte frente al mal privado y público en el nombre de Jesús y la voluntad de Dios? ¿Qué estás haciendo para frenar la inmoralidad y la injusticia social?


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