AARÓN Y JUR/ APOYO AL LÍDER/ ÉXODO 17
Y cuando Moisés tenía los brazos levantados, los israelitas dominaban en la batalla; pero cuando los bajaba, dominaban los amalecitas. Y como a Moisés se le cansaban los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo; Moisés se sentó en ella, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. De esta manera los brazos de Moisés permanecieron levantados hasta la puesta del sol, y Josué derrotó al ejército de los amalecitas a filo de espada. (Éxodo 17: 11-13)
Amalec ataca a Israel y Dios decide intervenir -una vez más- por medio de Moisés. El pasaje nos cuenta que mientras éste sostenía los brazos en alto Israel prevalecía; pero era Amalec quien lo hacía cuando, a causa del cansancio, los brazos de Moisés ya no podían mantenerse en alto. La actitud de Aarón y Jur -persona esta última de quien no volvemos a saber nada más- fue comprender la situación, entender la necesidad de apoyo de Moisés y, literalmente, sostenerlo. Ambos comprendieron que aquello no era un problema personal o individual del líder ¡Al contrario! Se trataba de un reto que ponía en peligro y podía tener consecuencias para toda la comunidad de Israel.
Este episodio es una buena metáfora sobre la necesidad que los líderes tienen de ser ayudados. El cansancio por la carga de las tareas es algo humano y natural de lo cual los líderes no están exentos. Los responsables viven como propios los problemas de la comunidad mientras han de sobrellevar sus propias cargas personales y vivir con sus propias contradicciones, tensiones y necesidades internas. Como los capítulos anteriores de Éxodo nos enseñan es fácil murmurar y quejarse del líder; es más difícil solidarizarse y sostenerlo. No nos damos cuenta que al dejarlo sin apoyos eso repercute directamente sobre el bienestar de la comunidad. No vemos que no somos individuos aislados sino que vivimos en ecosistemas totalmente conectados.
Aarón y Jur son un espejo en el que mirarse; un espejo ante el que preguntarse cuál es nuestra actitud con respecto al liderazgo. Vale la pena cuestionarse hasta qué punto somos conscientes que los líderes son personas de carne y hueso con sus propias realidades y necesidades, que difícilmente podrán llevar la tarea a cabo si no son sostenidos espiritual, material y emocionalmente. Ante este espejo podemos preguntarnos por nuestro grado de indiferencia ante esas necesidades y, finalmente, qué podemos hacer por apoyar y sostener a aquellos que nos presiden.
¿Murmuración, indiferencia o sostén? ¿Qué actitud es la predominante en ti? ¿Qué hacer al respecto?
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