2 CORINTIOS/ TRISTEZA SEGÚN DIOS / 2 CORINTIOS 7
Y es que si la tristeza está en conformidad con la voluntad de Dios, produce un saludable cambio de actitud del que no hay que lamentarse; en cambio, la tristeza producida por el mundo ocasiona la muerte. Fijaos, en efecto, en los frutos que esa tristeza conforme a la voluntad de Dios ha producido en vosotros. (2 Corintios 7:10-11)
Estar triste, según el diccionario de la Real Academia, significa estar afligido y apesadumbrado. Pablo distingue dos tipos de tristeza, una que proviene de Dios o que está en línea con su voluntad y la otra que proviene del mundo. Aunque ambas pueden producir en nosotros los mismos efectos primarios, es decir, aflicción, abatimiento y pesadumbre, el resultado final de las mismas es total y completamente diferente.
Cuando la tristeza proviene de Dios tiene como finalidad producir en nosotros un arrepentimiento, un cambio de actitud que, consecuentemente, producirá en nuestras vidas cambio, crecimiento y maduración. Esa tristeza nos hace conscientes de nuestra situación, de nuestra necesidad y, por tanto, es generadora de vida en nosotros. Para mí un ejemplo de este tipo de tristeza es David confrontado por el profeta Natán con respecto al adulterio y posterior homicidio que cometió contra Urías el hitita.
Después el apóstol habla, por contraste, la tristeza que nos produce nuestro entorno, las heridas que nos causan otras personas o las circunstancias, las producidas por nuestro propio pecado o nuestra negativa a cambiar y permitir el trabajo del Señor en nosotros. Esa tristeza, que no genera cambio, si que genera muerte en el sentido amplio de la palabra, es decir, destrucción, erosión, empobrecimiento de nuestra alma.
¿Estás experimentando tristeza? ¿De qué tipo es? ¿Qué puedes y debes hacer al respecto?
Comentarios
Publicar un comentario