ROMANOS/ NADA NOS SEPARARÁ/ ROMANOS 8:37-39
Estoy seguro de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni potestades cósmicas, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes sobrenaturales, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura, será capaz de arrebatarnos este amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús, Señor nuestro. (Romanos 8:37-39)
Conozco muchos seguidores de Jesús cuya relación con el Padre es inestable, presidida por la inseguridad. No tienen plena certeza de que Dios realmente los ama y encuentra satisfacción con sus vidas, viven con la constante necesidad de ganarse Su amor y aceptación y pendientes, en todo momento, de no contrariarlo so pena de que alguna maldición o castigo caiga sobre ellos. Necesitan propiciar a Dios por medio de lo que hacen o dejan de hacer e interpretan las situaciones adversas de la vida como una señal de la desaprobación e incluso el castigo de Dios. Ese tipo de relación, basada en la inseguridad y desconfianza mutua, genera una increíble tensión, ansiedad y angustia.
Sólo el desconocimiento y la falta de experimentar la gracia de Dios puede llevar a semejantes conclusiones. Cuando uno entiende y experimenta que no es debido a, sino a pesar de, las relaciones se establecen de forma diferente, basadas en la aceptación y amor incondicional de Dios que nada pudimos hacer para ganar y, consecuentemente, nada podemos hacer para perder. Cuando alguien cree o siente que puede perder el estado de gracia es una clara evidencia que no ha entendido con claridad qué es la gracia e implica qué alguna cosa debimos hacer para ganarlo cuando esto, todos sabemos, no fue así.
Pablo afirma que nada, absolutamente nada, podrá separarnos de ese amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús. El apóstol comienza el pasaje con estas palabras: estoy seguro.
¿En qué se basa tu relación con Dios, la seguridad o la inseguridad?
Comentarios
Publicar un comentario