ROMANOS/ DIOS QUIERE LO MEJOR PARA TI/ ROMANOS 8:18-30



Estamos seguros, además, que todo colabora al bien de los que aman a Dios, de los que han sido elegidos conforme a sus designios. Porque a quienes Dios conoció de antemano, los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo, que había de ser el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:28-29)


¿Cuál podría ser el mayor bien que Dios nos pudiera conceder? ¿Prosperidad económica? ¿Salud? ¿Eliminar de nuestras vidas el dolor -la dimensión física- y el sufrimiento -la dimensión emocional-? ¿Seguridad? ¿Una persona con quien compartir nuestras vidas? La lista podría ser interminable y cada uno puede volcar aquí sus expectativas al respecto.

A lo largo de mi trayectoria he auténticas barbaridades a la hora de explicar el famoso pasaje de Pablo de que todo ayuda a bien a los que aman a Dios. Algunos piensan que si amas al Señor todo te saldrá bien, por tanto, si te sale algo mal debe ser porque no hay suficiente amor. Otros piensan que aunque ahora no lo entiendas, verás en el futuro como el mal que ahora experimentas Dios lo volverá para bien. Aún otros afirman que, hay cosas que ahora no entendemos que sean para nuestro bien, sin embargo, un día si que lo entenderemos. Muchas de estas explicaciones solo producen confusión y, en ocasiones, más rebelión contra Dios.

Si leemos bien el pasaje de Pablo veremos que el mayor bien que Dios quiere para nosotros es formar la imagen de Jesús en nuestras vidas. Lo mejor que el aspira para nuestras vidas es que cada día nos parezcamos más y más al Maestro en nuestra forma de vivir, pensar, actuar, afrontar la vida, etc. Ese, y no otro, es lo mejor que el Señor nos puede dar. Ni la salud, ni recursos económicos, ni una buen pareja, ni evitarnos el dolor y el sufrimiento, ni ninguna otra cosa.

Definido pues lo que es el bien supremo que Dios puede darnos, toma sentido el resto del pasaje, Él puede usar todas, absolutamente todas las cosas, incluyendo los resultados de nuestros pecados, nuestros errores, nuestras malas decisiones, etc., para formar en nosotros esa imagen de Jesús. Por eso el apóstol puede afirmar que todo ayuda a bien, que todo colabora a bien de los que aman a Dios, porque todo lo que pasa en tu vida, incluso lo que coseches como consecuencia de tu pecado, si tú lo permites, Él puede usarlo para que Jesús sea cada vez más evidente en ti.


¿Qué estás experimentando en tu vida? ¿Cómo puede usarlo Dios para formar a Jesús en ti?

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