SOFONÍAS/ ARREPENTIMIENTO/ SOFONÍAS 2



Buscad al Señor todos vosotros, los humildes de este mundo, los que obedecen sus mandatos. Actúen con rectitud y humildad, y quizá así encontrarán refugio en el día de la ira del Señor. (Sofonías 2.3)


Lo que voy a escribir tal vez parezca herético, sin embargo, antes de tirarme piedras, sean estas físicas o virtuales, yo pediría reflexión, meditación y pensar a la luz del contexto de lo que enseñan las Escrituras en su totalidad.

Este capítulo es un aviso del castigo que caerá sobre las naciones cercanas a Judá, las más cercanas como Filistea, Amón y Moab y otras más lejanas como Asiria y la misma Etiopía. En medio de todas estas advertencias el Señor exhorta a los suyos a buscarle en una actitud de arrepentimiento y cambio a fin de poder salvarse de la ira venidera.

Esto me ha llevado a considerar la importancia del arrepentimiento y la confesión en la vida del seguidor de Jesús y el porqué ambas cosas son necesarias, especialmente después de que el Maestro ya pagó por nuestros pecados pasados, presentes y futuros y, consecuentemente, nuestras deudas con Dios están total y absolutamente saldadas. ¿Qué necesidad tiene Dios de mi arrepentimiento y mi confesión?

Sin duda aunque mi pecado ya ha sido perdona y pagado entiendo que continúa siendo una ofensa contra el Señor y, me parece lógico y normal el pedir perdón y cambiar de actitud. Si ofendo a mi esposa o mis hijos, éstos no dejarán de ser lo uno y lo otro, sin embargo, los vínculos sufrirán y, a menos que yo reconozca lo equivocado de mi conducta y/o actitud -arrepentimiento- y pida perdón por ello -confesión- estos, no serán restaurados, o siempre quedará una herida no cicatrizada del todo y con la posibilidad de volver a sangrar.

Pero aún hay otro factor más, el arrepentimiento y la confesión son dos oportunidades que Dios me ofrece para poder mejorar, cambiar y transformarme. Me explicaré. Creo que ambos tienen más valor para nosotros, los necesitamos más nosotros que el Señor. Somos nosotros los que precisamos arrepentirnos, reconocer que hemos fallado, que hemos hecho o dejado de hacer mal y, por tanto, darle un cambio a nuestra forma de vivir. Yo los preciso más que Dios, sin arrepentimiento y confesión no hay manera humana de afrontar mi realidad y sin esto no hay posibilidad alguna de cambio, de ser más y más como Jesús y un genuino agente de restauración.


¿En qué áreas o aspectos de tu vida nunca mejorarás a menos que te arrepientas y confieses?

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