JESÚS, SU RETORNO/ MATEO 24:15-35
Al ver que viene el Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. (Mateo 24:30)
Está claro que las cosas en este mundo no son como deberían ser. Basta mirar a nuestro alrededor para ver que hay una disonancia entre la afirmación hecha en Génesis de que todo lo creado por Dios era bueno y la realidad que nosotros experimentamos. Y eso, que vivo en la parte privilegiada del mundo, donde tengo acceso a la mayoría de los bienes y servicios, tengo derechos y mis necesidades básicas y no tan básicas están cubiertas. ¿Qué deben pensar aquellos que viven en zonas de pobreza, opresión, violencia e injusticia?
La segunda venida del Señor, en esta ocasión como juez y victorioso, genera esperanza. Esperanza de que este no es el estado normal de la humanidad y que Dios no es indiferente al dolor y al sufrimiento humano. Esperanza de que el injusto, el opresor, el violento, el corrupto el... no quedarán impunes para siempre y que la justicia se impondrá y el mundo volverá a ser como Dios pensó y no como el pecado lo ha vuelto.
Podemos vivir sin muchas cosas, pero creo que nadie puede vivir sin esperanza. Para mí la esperanza es la incapacidad de generar un futuro alternativo. Para el creyente, no importa cuál sea su situación, ese futuro se genera en la certeza y confianza de que la historia se encamina hacia una culminación, y que Jesús, el Señor, pondrá las cosas en su sitio.
¿Qué situaciones en tu vida necesitan que generes esperanza en el Señor?
Muy buena reflexión
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