JESÚS/ LA CENA DEL SEÑOR/ MATEO 26:26-30



Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: — Tomad, comed: esto es mi cuerpo. Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos, diciendo: — Bebed todos de ella, porque esto es mi sangre, con la que Dios confirma la alianza, y que va a ser derramada en favor de todos para perdón de los pecados. (Mateo 26:27-28)

En España tenemos la expresión "pagar los platos rotos" que se usa para indicar que cuando hay un problema alguien tiene que pagar para arreglar las cosas. La expresión también puede indicar que alguien, que nos es responsable, está cargando con las consecuencias de algo que ha sucedido pero que la persona en cuestión no ha cometido. 

Creo que la frase expresa perfectamente lo que Jesús ha hecho por cada uno de nosotros, pagar nuestros platos rotos. Asumir, sin tener ninguna culpa ni responsabilidad, las consecuencias de nuestro pecado, de nuestro deseo de vivir al margen de Dios y de su voluntad, de espaldas a Él. 

Cada vez que participamos del pan y del vino estamos recordando, por medio de esos símbolos, que alguien ha pagado por nosotros y que ese precio no fue en absoluto ni barato ni fácil de asumir. Fue la muerte del inocente en favor de los culpables. En contraste con otras religiones que matan por su Dios, el cristianismo es la religión del Dios que se deja matar y muere por nosotros.


¿Qué implicaciones debería tener para tu vida cotidiana el saber que Jesús es quien ha pagado tus platos rotos?

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