JESÚS/ PERDONAR/ MATEO 18:21-35
Que no perdone de corazón a su hermano (Mateo 18:33)
En mi humilde opinión este pasaje es la continuación del visto anteriormente relacionado con la corrección fraternal. La secuencia consistía en hablar a nivel personal, hacerlo con dos o tres testigos y, finalmente, si se daba el caso, llevarlo ante la comunidad.
Aquí se nos habla directamente de perdonar a la persona que está en deuda con nosotros, a aquel que nos ha causado daño, a aquel, en palabras del mismo Pedro, que nos ha ofendido.
Jesús nos indica por medio de una parábola que existe un paralelismo entre la forma en que Dios nos ha tratado a nosotros -perdonando una deuda inconmensurable- y la en la que nosotros debemos tratar a otros -perdonando la ofensa que hayamos recibido-
De hecho pienso que únicamente meditando y considerando el perdón recibido de parte de Dios podemos estar en condiciones de superar el dolor que podemos sentir por el daño que otros nos han hecho. Este daño puede verse acentuado por la falta de actitud de arrepentimiento del ofensor, incluso por jactarse de habernos dañado.
La parábola no indica que debemos ignorar ese daño, ni minimizarlo. El daño es real y duele, sin embargo debemos dar un paso más allá y considerarlo a la luz del perdón otorgado a nosotros por el Padre por medio de Cristo. El apóstol Pablo lo indica cuando afirma que nos debemos perdonar de la forma en que el Padre lo ha hecho con nosotros en Jesús.
Meditar en el perdón otorgado por Jesús nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, esa perspectiva de la que careció el deudor malvado de la parábola, esa perspectiva que tan a menudo nos falta y nos lleva a magnificar lo que otros nos hacen al tiempo que minimizamos lo que nosotros hemos hecho o hacemos.
¿A quién debes perdonar? ¿Qué debes perdonarle? ¿Cómo te ayuda meditar en el perdón de Jesús?
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