JESÚS/ INTEGRIDAD/ MATEO 5: 31-37


Baste con decir claramente “sí” o “no”. Pues lo que se aparta de esto, es malo. (Mateo 5:37)

Detrás de las palabras de Jesús, en mi opinión, está el principio de la integridad personal. La integridad es una palabra que, como tantas otras, viene del latín, y significa en su literalidad que algo no carece de ninguna de sus partes y cuando se relaciona con las personas, que estas son honradas, rectas e intachables.

Podemos quedarnos en la letra de lo que Jesús afirma y, literalmente, no hacer ningún juramento de ningún tipo o podemos ir al fondo de la cuestión. Lo primero, sinceramente, me parece más fácil que lo segundo. Porque el fondo implica que vivimos de tal manera que nuestra simple palabra tiene tanta fuerza que hace innecesario ningún tipo de juramento. Implica que, especialmente para aquellos que nos conocen y con los que convivimos de forma continua, nos conocen tan bien y hemos edificado tal trayectoria de honradez, rectitud e intachabilidad, que hace que sea innecesario cualquier añadido para garantizar el cumplimiento de nuestra palabra.

Recientemente leí que en la Biblia la relación entre el hombre y Dios se basa en pactos. A diferencia de los contratos los pactos se fundamentan en la confianza entre las partes. Por el contrario, los contratos se fundamentan en la desconfianza y, por eso, tienen como finalidad proteger a las partes estableciendo claramente los derechos y las responsabilidades de tal modo que el incumplimiento pueda ser denunciado legalmente. 

Eso me hacía pensar que nosotros deberíamos ser gente de pactos y no de contratos pero, para que esto suceda, deberíamos ser íntegros, confiables, probos y irreprochables. Tal vez no lo somos aún, sin embargo, deberíamos como seguidores de Jesús caminar en esa dirección de forma intencional y pro-activa. 

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