JESÚS/ CARGANDO CON NUESTROS SUFRIMIENTOS/ ISAÍAS 53:4-9
Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos,
estaba soportando nuestros propios dolores.
Nosotros pensamos que Dios lo había herido,
que lo había castigado y humillado.
5 Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,
fue atormentado a causa de nuestras maldades;
el castigo que sufrió nos trajo la paz,
por sus heridas alcanzamos la salud. (Isaías 53:4-5)
estaba soportando nuestros propios dolores.
Nosotros pensamos que Dios lo había herido,
que lo había castigado y humillado.
5 Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,
fue atormentado a causa de nuestras maldades;
el castigo que sufrió nos trajo la paz,
por sus heridas alcanzamos la salud. (Isaías 53:4-5)
Isaías nos presenta al Jesús del sufrimiento y creo que para sus seguidores es muy importante meditar en este aspecto de la persona y obra del Maestro. Lo es por varias razones. La primera, porque en su sufrimiento Jesús puede identificarse con el nuestro y nosotros podemos estar ciertos que somos entendidos y comprendidos porque ha pasado por el dolor -la dimensión física- y el sufrimiento -la dimensión emocional-.
Para mí es básico, fundamental el saber que mi Dios puede identificarse con mi sufrimiento y mi dolor. Es importante el sentirme comprendido y acompañado aunque ambos no vayan a desaparecer de mi vida. Es consolador sentir que Él paso por situaciones similares a las mías y, consecuentemente, puede empatizar
conmigo.
La segunda, porque muchísima gente en este mundo caído sufre y puede sentirse atraído al Dios que, como ellos ha sufrido. El Señor de la teología de la prosperidad no funciona y es un insulto a todos nuestros hermanos y hermanas que en este mundo sufren como consecuencia del evangelio o de situaciones injustas desde el punto de vista político, económico, social, cultural, étnico y un largo etcétera.
La tercera, porque como seguidor de Jesús debo entender y asumir que no hay redención sin dolor ni sufrimiento. Me explicaré. El dolor de Jesús fue inmerecido, fue intencionalmente aceptado porque sabía que era el único modo que nuestra salvación fuera alcanzado y nuestras necesidades cubiertas. Del mismo modo hemos de asumir que no vamos a poder ser agentes de restauración en este mundo roto sin optar por el dolor y el sufrimiento que ministre, cure, restaure, alivie el de otros. Pensar lo contrario es una quimera y va en contra de la esencia del seguimiento de Jesús.
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