GÉNESIS PARTE IV/EL CICLO DE JACOB/CAPÍTULO 28/1


Isaac llamó a Jacob lo bendijo y le ordenó: No te cases con una mujer cananea.

Esta fue la orden que recibió Jacob de su padre antes de partir hacia Harán, el lugar de origen de su familia. El pasaje vuelve a insistir en los problemas y conflictos que las mujeres cananeas de Esaú habían provocado y cómo habían amargado la vida tanto a Isaac como a su mujer Rebeca.

Pienso que aquí la Biblia, por medio de las palabras de Isaac, nos enseña un principio muy importante, a saber, vigilar nuestras asociaciones, es decir, el tipo de relaciones que establecemos y qué influencia tienen sobre nosotros.

Creo que debemos ir -sin excluir- más allá de únicamente limitarlo a las relaciones de pareja, sino a todo tipo de relaciones que conforman nuestra red social y poder hacer una evaluación acerca del tipo de influencia que ejercen sobre nosotros ¿Es esta positiva o, por el contrario, lo es negativa?

Esta evaluación debería llevarnos a realizar una selección de nuestras relaciones, potenciar las que son de bendición para nosotros y eliminar o, por lo menos neutralizar en la medida de lo posible, aquellas que son negativas para nosotros y cuya influencia nos daña.

Pero este principio también es reversible ¿Qué tipo de influencia ejercemos sobre los demás? ¿Somos gente que bendice, que hace el bien, que edifica o, por el contrario, somos gente que valdría la pena que fuera eliminada de la red de relaciones debido a nuestra influencia negativa?

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