JUAN 69. LOS ÚLTIMOS DÍAS EN JERUSALÉN 6

Juan 14:15-20

¹⁵ "Ustedes demostrarán que me aman si obedecen lo que les mando.¹⁶ Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes.¹⁷ Él les enseñará lo que es la verdad.

"Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no lo ven ni lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con ustedes, y siempre estará en medio de ustedes.

¹⁸ "No voy a dejarlos solos; volveré a estar con ustedes.¹⁹ Dentro de poco, la gente de este mundo no podrá verme, pero ustedes sí me verán. Porque aunque yo moriré, resucitaré, y haré que ustedes también vuelvan a vivir.²⁰ Cuando yo regrese a donde estén ustedes, se darán cuenta de que el Padre y yo somos uno; y ustedes y yo también seremos uno.

²¹ "El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.

En este breve pasaje Jesús me hace una de las promesas más grandes, la de no dejarme solo, no dejarme huérfano sino venir a vivir en mi propia vida. El trabajo que Él llevó a cabo con sus discípulos acompañándoles, amándoles, guiándoles, cuidándoles, reprendiéndoles y corrigiéndoles cuando era necesario, haciendo que pensaran y meditaran y fueran creciendo en su conocimiento del Padre, ni más, ni menos, eso mismo es lo que Jesús lleva a cabo en mi vida, totalmente lo mismo, pero por medio de su Espíritu que viven en mí y en la vida de cada creyente.

¡Qué inmensa promesa! ¡Qué paz y tranquilidad otorga a mi vida el saber que no estoy solo! Él está conmigo en todo momento, en toda circunstancia, en los momentos buenos y difíciles.

Un principio

No soy un huérfano