SALMO 73. CUESTIÓN DE PERSPECTIVA

Pero yo a punto estuve de tropezar,
mis piernas casi llegaron a vacilar,
porque envidiaba a los perversos
viendo prosperar a los malvados...
Entonces, ¿Purifiqué en vano mi corazón
y me lavé las manos como inocente,
aguanté afrentas todo el día
y fui castigado cada mañana?
Si hubiera dicho: Hablaré como ellos,
habría traicionado el linaje de tus hijos.
Meditaba yo para entenderlo,
pero me resultaba muy difícil.


Este salmo es complicado y plantea, como tantos salmos, las paradojas y situaciones difíciles que todo creyente se hace. Tiene varias partes fácilmente diferenciables.

El poema comienza con una declaración acerca de la bondad de Dios pero, rápidamente, cambia hacia la segunda parte, una afirmación de que el salmista estuvo a punto de caer y resbalar.

La tercera parte del salmo nos explica la razón de esa situación, la prosperidad de los malvados, de aquellos que son violentos, de los que practican el mal, de las personas que ignoran a Dios y tienen a gala vivir al margen de Él considerándose impunes e inmunes en su estilo de vida. El salmista ve como este tipo de personas prospera, es popular, tienen salud y todo parece irles bien en la vida. No es de extrañar que se haga preguntas existenciales como las reflejadas en los versículos que encabezan esta entrada ¿Vale la pena seguir a Dios? ¿Tiene sentido una vida de santidad y el sufrimiento con ella aparejado?

La cuarta parte del salmo nos indica cómo el poeta ganó perspectiva y vio las cosas desde la perspectiva correcta. El acercarse a Dios le ayudó a poner las cosas en su dimensión adecuada y pudo ver, desde la perspectiva del Señor, cuál será el fin de los malvados.

La parte final del salmo es una declaración de confianza en Dios. Es el resultado de la perspectiva ganada, de ver las cosas tal y como el Señor las ve y no como aparentan ser.

Para mí la lección consiste en intentar no perder la perspectiva y, si llega a pasar, en asegurarme que la recobro. Esto, sin embargo, es muy difícil sin quietud, sin pasar tiempo tranquilo con Dios, sin meditar y reflexionar y esto es duro para nosotros que ni queremos invertir el tiempo ni hemos desarrollado el hábito.

Un principio

Sin reflexión no hay perspectiva, sin esta, viene el desánimo.

Una oración

Por tanta gente a nuestro alrededor que ha perdido la perspectiva y siente que no hay sentido en vivir una vida de santidad.

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