SALMO 72. QUIÉN ES EL REY


¡Bendito el Señor Dios de Israel
el único que hace maravillas¡
¡Bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra!
¡Amén, amén!


Dicen los comentaristas que este salmo fue escrito en honor el del rey y de su heredero. Todo el poema es una petición en favor del monarca. En la primera parte se le pide al Señor que el reinado esté marcado por la justicia y la rectitud hacia todos los súbditos, especialmente, aquellos más necesitados y desprotegidos.

La segunda parte expresa el deseo que el rey tenga un reinado prolongado, que dure tanto como el sol y la luna, afirma David. La tercera sección pide prosperidad para la tierra y la bendición del Señor sobre la misma. En la cuarta sección se desea para el monarca éxitos políticos y que estos se plasmen en el reconocimiento y temor por parte de las otras naciones. Finalmente, el salmo acaba con una doxología de alabanza al Señor, el auténtico rey de Israel.

El salmo habla del rey, del hijo del rey, su heredero natural, y concluye recordándonos que el Señor es el auténtico rey de Israel. Esto me ha llevado a pensar en quién es el rey de mi vida. En los países europeos como España, el Reino Unido, Holanda, Dinamarca y otros, que son constitucionalmente monarquías, los reyes o reinas reinan pero no gobiernan. Tienen un papel más bien simbólico, tradicional y decorativo. Son el símbolo del estado, la representación del país. De hecho, no tienen ningún poder ejecutivo, este está en manos del primer ministro o presidente del gobierno que es elegido por todos los ciudadanos con derecho a voto.

Me preguntaba qué tipo de monarquía es mi vida. ¿Es Jesús un monarca constitucional? es decir, de los que reina pero no gobierna. De los que añaden estética, tradición y peculiaridad a mi vida pero no tiene ningún poder ejecutivo o lo tiene limitado y restringido. O ¿Es por el contrario el rey y soberano de mi vida con total y absoluto poder? ¿Tiene el derecho de articular mi proyecto vital, de dictar los valores, principios y prioridades que deben regirlo?

Creo que es algo muy sutil que si nos ponemos a pensar tranquilamente, sin prisas, sin miedos, echará luz sobre el tipo de relación que tenemos establecida con Jesús y la que deberíamos tener.

Un principio

Jesús no quiere ser un monarca constitucional.

Una oración

Siguiendo el mandato bíblico oremos por las autoridades.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SE PROPICIO A MÍ PECADOR

ESCLEROSIS

CORAZÓN INCRÉDULO