SALMO 48. A LA GENERACIÓN VENIDERA


Para poder contarle a la próxima generación:
¡Este es Dios!
nuestro Dios eterno e inmortal
que siempre nos guiará.


El salmo 48, que está dividido en dos partes naturales, se construye alrededor del monte Sión. En la primera parte se habla del Sión victorioso, la morada del Gran Rey y espanto de todas las naciones. En la segunda, se habla del Sión espiritual, morada del Dios del amor y la misericordia.

Pero a mí me ha llamado la atención y me ha hecho pensar las palabras reproducidas al comienzo de esta entrada, la importancia, necesidad y mandado de pasar el conocimiento de Dios, no la membresía en la iglesia ni la fidelidad a instituciones, a la próxima generación.

Esto me ha hecho pensar en qué medida mi propia vida está siendo fiel a este mandato generacional y cómo, no únicamente mis palabras, sino toda mi vida está anunciando a Andreu y Anna a nuestro Dios y lo está haciendo visible para ellos. De qué modo en Sara y en mí pueden ver el Dios que les ama profundamente y que ha movido todo el universo para alcanzarlos y para poderse relacionar con ellos.

Un principio

Anunciar a Dios con nuestra vida y palabras a la próximo generación.

Una oración

Que la próxima generación conozca y de a conocer a Dios.

Comentarios

  1. Si, Félix, es nuestra obligación y una muestra de fidelidad a nuestro Dios el comunicar en principio a nuestros hijos el conocimiento y el amor de Dios.
    Señor, aunque en vida no vea su plena conversión a ti, no te olvides de mis ruegos y que la semilla que planté en sus corazones la hagas tu crecer abundantemente. En ello espero y en ello descanso. Que la próxima generación abunde en anunciar tu nombre y tus promesas a las generaciones futuras.

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  2. si, los hijos ven en nosotros cómo actuamos, ven los silencios, lo no dicho. Si nuestra manera de vivir es honesta con nuestra fe ellos lo verán, y los actos se refuerzan con las palabras.

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