SALMO 44. GLORIA, CALAMIDAD, ESPERANZA

¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
¡Espabílate! ¡No nos rechaces para siempre!
¿Por qué nos ocultas tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro aliento se hunde en el polvo,
nuestro vientre está pegado a la tierra.
¡Levántate, ven a socorrernos,
rescátanos, por tu misericordia!
¡Espabílate! ¡No nos rechaces para siempre!
¿Por qué nos ocultas tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro aliento se hunde en el polvo,
nuestro vientre está pegado a la tierra.
¡Levántate, ven a socorrernos,
rescátanos, por tu misericordia!
Este salmo tiene tres partes claramente diferenciadas pero, naturalmente, unidas por formar un sólo proceso. La primera habla de la experiencia pasada de la gloria y la intervención de Dios, tanto en tiempos remotos, la historia, como recientes, la propia historia del poeta.
La segunda narra un estado presente de absoluta calamidad. El escritor compara la experiencia del pasado con la sensación de total abandono por parte del Señor. Hay un fuerte dolor expresado en estas líneas. Un hombre que se siente machacado por Dios y que interpreta el silencio del Señor como castigo, desinterés, abandono. Hay expresiones muy fuertes que tratan de ilustrar su estado, nos tratan como a ovejas de matadero.
La tercera y última parte del salmo expresa esperanza. Hay una petición clara y desesperada al Señor para que despierte y se espabile y para que su intervención sea como fue en el pasado. Hay una apelación a su misericordia, esa parte del carácter del Señor que responde ante nuestra necesidad y desamparo, para que actúe.
¿Cuál es la lección del salmo para mí? Bueno, creo que experimento los tres estados descritos por el salmista. Tengo muchas evidencias de la intervención pasada de Dios en mi vida y mi familia. Tengo una situación presente de desorientación, inseguridad y, en ocasiones, sensación de abandono por parte de Dios, miedo ante un futuro incierto. Finalmente, me doy cuenta que debo apelar a la intervención pasada para generar esperanza para el futuro.
La segunda narra un estado presente de absoluta calamidad. El escritor compara la experiencia del pasado con la sensación de total abandono por parte del Señor. Hay un fuerte dolor expresado en estas líneas. Un hombre que se siente machacado por Dios y que interpreta el silencio del Señor como castigo, desinterés, abandono. Hay expresiones muy fuertes que tratan de ilustrar su estado, nos tratan como a ovejas de matadero.
La tercera y última parte del salmo expresa esperanza. Hay una petición clara y desesperada al Señor para que despierte y se espabile y para que su intervención sea como fue en el pasado. Hay una apelación a su misericordia, esa parte del carácter del Señor que responde ante nuestra necesidad y desamparo, para que actúe.
¿Cuál es la lección del salmo para mí? Bueno, creo que experimento los tres estados descritos por el salmista. Tengo muchas evidencias de la intervención pasada de Dios en mi vida y mi familia. Tengo una situación presente de desorientación, inseguridad y, en ocasiones, sensación de abandono por parte de Dios, miedo ante un futuro incierto. Finalmente, me doy cuenta que debo apelar a la intervención pasada para generar esperanza para el futuro.
Un principio
Meditar en la intervención pasada de Dios en nuestras vidas genera esperanza para el futuro.
Una oración
Este es un buen momento para meditar en la intervención de Dios en nuestras vidas y proclamar nuestra esperanza para el futuro.
Meditar en la intervención pasada de Dios en nuestras vidas genera esperanza para el futuro.
Una oración
Este es un buen momento para meditar en la intervención de Dios en nuestras vidas y proclamar nuestra esperanza para el futuro.
¡Mucho tengo que agradecer al Señor! Sin embargo actualmente no parece que preste oido a mi súplica para una persona cercana y desesperada. Señor, ¡Cuando actuará tu misericordia! ¡Si pudiera saberlo! Pasa el tiempo, no hay mejoria, no lo llego a entender... Señor, da luz a esta persona que te nombra pero tu no escuchas, quizás no tenga aun su corazón dispuesto a ti. Líbrala del mal, abre sus ojos para que sepa diferenciar. Quiero confiar en ti. Ayúdanos, Señor.
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