SALMO 5. BUSCANDO A DIOS EN LA MAÑANA
Los comentaristas indican que este es un salmo matutino, es decir, que debía usarse en la liturgia matinal del servicio del templo. Tal vez por eso, a mí que soy persona madrugadora, me ha gustado.
El salmo tiene muchos de los lugares comunes de los salmos, petición de ayuda al Señor, declaraciones sobre su carácter, petición de castigo contra los enemigos y, finalmente, afirmación de confianza en el Señor.
Pero me llamó la atención precisamente el versículo que convierte este salmo en uno matutino:
El salmo tiene muchos de los lugares comunes de los salmos, petición de ayuda al Señor, declaraciones sobre su carácter, petición de castigo contra los enemigos y, finalmente, afirmación de confianza en el Señor.
Pero me llamó la atención precisamente el versículo que convierte este salmo en uno matutino:
Oh Señor, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti y esperaré.
De mañana me presentaré delante de ti y esperaré.
Este párrafo de la Palabra de Dios me anima y estimula a comenzar el día acercándome a la presencia de Dios, expresándolo mis sentimientos, pensamientos, agradecimiento, necesidades, desafíos, tentaciones, en fin, todo aquello que hay en mi corazón. De aquí la expresión, oirás mi voz.
Pero el salmo también me invita a esperar. Leía en un comentario que la palabra hebrea traducida por "esperar" es la usada para expresar la actitud que los profetas tenían cuando estaban de forma expectante aguardaban escuchar el mensaje que Dios tenía para ellos.
Veo pues que el salmo me hace una triple invitación: Primero, a comenzar el día viniendo ante la presencia de Dios. Segunda, a presentarle al Señor todo aquello que hay en mi corazón, o de forma práctica, todo aquello que el día me traerá por delante y, finalmente, esperar el consejo, el mensaje del Señor para el día.
Pero el salmo también me invita a esperar. Leía en un comentario que la palabra hebrea traducida por "esperar" es la usada para expresar la actitud que los profetas tenían cuando estaban de forma expectante aguardaban escuchar el mensaje que Dios tenía para ellos.
Veo pues que el salmo me hace una triple invitación: Primero, a comenzar el día viniendo ante la presencia de Dios. Segunda, a presentarle al Señor todo aquello que hay en mi corazón, o de forma práctica, todo aquello que el día me traerá por delante y, finalmente, esperar el consejo, el mensaje del Señor para el día.
Un principio
Busca al Señor en el comienzo del día, háblale y escúchale.
Busca al Señor en el comienzo del día, háblale y escúchale.
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