AMAR LA VERDAD

JUAN 18:28-40

Todo el que ama la verdad escucha mi voz.

Jesús es llevado ante la presencia de Pilato y se produce un interesante diálogo entre ambos como consecuencia del interrogatorio al que es sometido el Maestro. Es, precisamente, en este contexto que Jesús hace esta afirmación acerca de amar la verdad.

Aunque es bonito y poético lo cierto es que amar la verdad no es fácil. La verdad no siempre es agradable, no siempre me gusta escucharla y puede ser, en ocasiones, dura y dolorosa. Hay veces en que prefiero la mentira y prefiero mentirme a mí mismo ya que la verdad, con toda su crudeza, pone de manifiesto una realidad que no me gusta, no es correcta, entra en conflicto con mis convicciones y sé, en lo más profundo de mi ser, que está en contra de aquello que Dios desea.

Escuchar la voz de Jesús tampoco es fácil. Su voz sobre mi vida siempre está relacionada con la verdad. Es cierto que su verdad no tiene como finalidad avergonzarme, despreciarme o rechazarme, antes al contrario, su verdad tiene como propósito ayudarme a crecer, madurar y parecerme más a Él. Eso, sin embargo, no quita que su verdad no sea siempre fácil de acoger, escuchar y mucho menos seguir. Por eso, tan a menudo, es más llevadero amar la mentira que amar la verdad.

Un principio

La voz de Jesús siempre habla la verdad a mi vida.