PARADOJAS


JUAN 12:23-26

Os aseguro que si un grano de trigo no cae en tierra y muere, seguirá siendo un único grano. Pero, si muere, producirá fruto abundante. Quien vive preocupado solamente por su vida, terminará por perderla; en cambio, quien no se apegue a ella en este mundo, la conservará para la vida eterna.

Esta es una de las muchas paradojas que aparecen en los evangelios. Dar para recibir, perder para ganar, morir para vivir, servir para ser grande, etc., etc.

Una vez más los valores del evangelio son, no solamente opuestos, sino claramente contrarios a los valores del mundo en que vivimos. Del mismo modo que un grano de trigo que no muere no puede producir cosecha, así mismo una vida no entregada no puede producir ningún tipo de impacto, trascendencia ni actuar como agente de restauración en este mundo tan roto.

Puedo vivir centrado en mí mismo, mis necesidades, mi pequeño microcosmos siendo totalmente indiferente a un mundo en necesidad. Puedo tratar de proteger mi vida del dolor físico, emocional y espiritual y mimarla con todo tipo de autocomplacencia e indolencia, sin embargo, será una vida esteril que no producirá ningún tipo de fruto ni impacto para la eternidad.

O por el contrario, puedo invertirla en colaborar con Jesús en el proceso de restauración ayudando a que este mundo sea lo que Dios pensó y el pecado abortó. Pienso que la diferencia entre una y otra actitud la provoca el entendimiento de las palabras de Jesús cuando menciona de conservar la vida para la eternidad. Cuando hay una perspectiva eterna, la cotidianeidad adquiere otra dimensión, valor y sentido.

Un principio

Morir para vivir.

Comentarios

  1. Ayer estuvimos en una iglesia en Qawra, Malta. Un hombre nigeriano salió al frente para agradecer a la iglesia las oraciones y confort recibido las dos semanas que su hijo ha estado enfermo. Su primogénito de 8 años de edad, fue consolado eternamente y enterrado el pasado martes. Sólo la locura del evangelio permite entender la paradoja de dar gracias por la muerte de un hijo. Sólo la paz sublime e inmensurable consolación del Espíritu Santo puede convertir la muerte en esperanza de reencuentro pronto, en la resurrección de la muerte por la victoria de Jesús, el Rey y Señor.

    ResponderEliminar
  2. Todos tenemos instinto de conservación y esto es tambien muestra de agradecimiento a nuestro Creador que nos ha formado desde la entrañas de nuestra madre. (como nos dice David) También me hace pensar el apóstol Pablo cuando dice: "no quisiéramos desnudarnos de este cuerpo sinó transformarnos rápidamente en el cuerpo espiritual que heredrá la vida eterna; pero para ello, primero hemos de morir al igual que el grano de trigo, porqué la corrupción no hereda la incorrupción.
    Cuando aceptamos a Cristo, ya no damos tanto valor a las cosas terrenales y lo interesante y bello de esta cuestión es que somos más felices. Nada puede llenarnos tanto como el amor de Cristo. Ayudemos a otros a compartir el verdadero gozo, la verdadera paz, la más grande riqueza.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SE PROPICIO A MÍ PECADOR

ESCLEROSIS

CORAZÓN INCRÉDULO