Y DIO FRUTO
Comienzo el capítulo 13 del evangelio. Mateo reune en el mismo las enseñanzas de Jesús acerca del Reino de Dios por medio de las parábolas. Algunas de estas son explicadas únicamente a sus seguidores más fieles y cercanos, el resto, a todos aquellos que querían escuchar a Jesús.
Una de estas últimas es la parábola del sembrador. En ella se habla de cuatro tipos de personas que reaccionan de cuatro maneras diferentes ante el mensaje del reino de Dios. De estas, tres responden de una manera no positiva y únicamente en uno de los tipos de personas podemos identificar una respuesta positiva.
Habitualmente hemos aplicado esta parábola a las personas no cristianas y cómo responden ante el mensaje de Jesús, sin embargo, puede ser aplicado igualmente a los que nos denominamos cristianos y valorar cómo respondemos cuando somos confrontados con el mensaje del Maestro.
Lo que más me ha llamado la atención -y está en línea con los últimos pasajes leídos- es la importancia del fruto. La buena tierra es aquella que produce fruto y no hay más. De nuevo el acento y el énfasis se colocan sobre el estilo de vida que la palabra provoca. Si no hay fruto, no se es buena tierra. Mientras nosotros continuamos haciendo énfasis en conocer, creer, entender, acumular información, ser ortodoxos, pulir hasta el último matiz de la doctrina, Jesús es siempre más directo, radical y sencillo, da fruto.
Una de estas últimas es la parábola del sembrador. En ella se habla de cuatro tipos de personas que reaccionan de cuatro maneras diferentes ante el mensaje del reino de Dios. De estas, tres responden de una manera no positiva y únicamente en uno de los tipos de personas podemos identificar una respuesta positiva.
Habitualmente hemos aplicado esta parábola a las personas no cristianas y cómo responden ante el mensaje de Jesús, sin embargo, puede ser aplicado igualmente a los que nos denominamos cristianos y valorar cómo respondemos cuando somos confrontados con el mensaje del Maestro.
Lo que más me ha llamado la atención -y está en línea con los últimos pasajes leídos- es la importancia del fruto. La buena tierra es aquella que produce fruto y no hay más. De nuevo el acento y el énfasis se colocan sobre el estilo de vida que la palabra provoca. Si no hay fruto, no se es buena tierra. Mientras nosotros continuamos haciendo énfasis en conocer, creer, entender, acumular información, ser ortodoxos, pulir hasta el último matiz de la doctrina, Jesús es siempre más directo, radical y sencillo, da fruto.
UN PRINCIPIO
Conozco mucho, tengo mucha información, he de dar más fruto.
Conozco mucho, tengo mucha información, he de dar más fruto.
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