¿QUIÉN ES EL MÁS IMPORTANTE?
Mateo comienza el capítulo 18 informando de una interesante conversación entre Jesús y los discípulos. Estos últimos querían saber quién era el más importante en el reino de Dios. No sería de extrañar que hubieran estado repartiéndose "los cargos", se hubiera producido un desacuerdo entre ellos y se dirigieran a Jesús para que arbitrara una solución.
No es una elocubración gratuita, en otra ocasión la madre de Santiago y Juan ¡Quien puede negarle algo a una madre! le pidió a Jesús que sus dos hijos pudieran ocupar los lugares segundo y tercero en importancia en el reino de Dios.
Jesús respondió colocando a un niño en medio de ellos y diciendo estas palabras, os aseguro que, si no cambiáis de conducta y volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de Dios. El más importante en el reino de Dios es aquel que se humilla a sí mismo y es capaz de volverse como este niño.
No es una elocubración gratuita, en otra ocasión la madre de Santiago y Juan ¡Quien puede negarle algo a una madre! le pidió a Jesús que sus dos hijos pudieran ocupar los lugares segundo y tercero en importancia en el reino de Dios.
Jesús respondió colocando a un niño en medio de ellos y diciendo estas palabras, os aseguro que, si no cambiáis de conducta y volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de Dios. El más importante en el reino de Dios es aquel que se humilla a sí mismo y es capaz de volverse como este niño.
Sorprendentes palabras de Jesús porque los niños no eran tenido en gran estima en Israel ni eran valorados como lo son en estos tiempos. La humildad tampoco es una de las características que definan la infancia. Entonces y ahora los niños se definen por su total dependencia del mundo de los adultos para sobrevivir. Sin los adultos los niños estarían desamparados y con un futuro amenzado, mucho más en aquella época que en la nuestra donde los servicios sociales pueden al menos cubrir las necesidades físicas si no las emocionales.
Creo que Jesús me invita a reconocer mi necesidad de dependencia de Dios, a reconocer que lo necesito, no únicamente para mi salvación eterna, que es una realidad, sino también para poder lidiar con muchas de las situaciones de la vida cotidiana que me superan, me abruman y van más allá de mi capacidad. Creo que cuando Jesús me habla de humillarme a mí mismo no me está indicando que me desprecie, me ponga como una alfrombra y no me valore como persona, antes bien, que reconozca mi debilidad y mi necesidad de Él y de otros para vivir la vida cotidiana. Porque, al fin y al cabo, el que reconoce su debilidad y es consciente de la misma, es el más fuerte porque puede depender de Dios.
Creo que Jesús me invita a reconocer mi necesidad de dependencia de Dios, a reconocer que lo necesito, no únicamente para mi salvación eterna, que es una realidad, sino también para poder lidiar con muchas de las situaciones de la vida cotidiana que me superan, me abruman y van más allá de mi capacidad. Creo que cuando Jesús me habla de humillarme a mí mismo no me está indicando que me desprecie, me ponga como una alfrombra y no me valore como persona, antes bien, que reconozca mi debilidad y mi necesidad de Él y de otros para vivir la vida cotidiana. Porque, al fin y al cabo, el que reconoce su debilidad y es consciente de la misma, es el más fuerte porque puede depender de Dios.
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