PERDONAR

Mateo concluye el capítulo 18 con la parábola del siervo que no quiso perdonar. La historia tiene una estructura muy simple dividida en cuatro partes. Jesús la usa para ilustrar cómo debe ser la vida de sus seguidores.
En la primera, el rey llama a cuentas a uno de sus siervos. Este le debía cientos de millones y no tenía la posibilidad de saldar la deuda. El rey le condena a ser vendido junto con su familia y todas sus propiedades a fin de poder recuperar algo de lo perdido. Ante la petición de misericordia del siervo, el rey tuvo compasión, le perdonó aquella inmensa deuda y le dejó ir libremente.
En la segunda, el siervo recién perdonado se encuentra con uno de sus compañeros que, literalmente, le debía unos cientos de euros. Su respuesta es totalmente diferente de la que él recibió, dice el texto que no quiso tener compasión y mandó meterlo en la cárcel. Pero esto fue visto por los compañeros de ambos y da pie a la tercera escena.
En esta tercera, el rey sabedor de cómo había actuado el siervo perdonado lo llama a su presencia, le reprende y manda que sea encarcelado hasta que pague toda su deuda. Es decir, una sentencia de por vida.
La cuarta escena, es la reflexión que Jesús hace sobre el asunto y que huelga todo comentario, Esto mismo -concluyó Jesús- hará mi Padre celestial con aquel de vosotros que no perdone de corazón a su hermano.
En la primera, el rey llama a cuentas a uno de sus siervos. Este le debía cientos de millones y no tenía la posibilidad de saldar la deuda. El rey le condena a ser vendido junto con su familia y todas sus propiedades a fin de poder recuperar algo de lo perdido. Ante la petición de misericordia del siervo, el rey tuvo compasión, le perdonó aquella inmensa deuda y le dejó ir libremente.
En la segunda, el siervo recién perdonado se encuentra con uno de sus compañeros que, literalmente, le debía unos cientos de euros. Su respuesta es totalmente diferente de la que él recibió, dice el texto que no quiso tener compasión y mandó meterlo en la cárcel. Pero esto fue visto por los compañeros de ambos y da pie a la tercera escena.
En esta tercera, el rey sabedor de cómo había actuado el siervo perdonado lo llama a su presencia, le reprende y manda que sea encarcelado hasta que pague toda su deuda. Es decir, una sentencia de por vida.
La cuarta escena, es la reflexión que Jesús hace sobre el asunto y que huelga todo comentario, Esto mismo -concluyó Jesús- hará mi Padre celestial con aquel de vosotros que no perdone de corazón a su hermano.
Esta claro que yo soy el primer siervo y se espera de mí que ante la inmensidad de la deuda perdonada actúe de manera similar con otros.
Un principio
Es hora de perdonar las cuentas que otros tienen pendientes conmigo.
Es hora de perdonar las cuentas que otros tienen pendientes conmigo.
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