DUDA

Mateo acaba el capítulo 14 del evangelio con el episodio de Jesús caminando sobre las aguas y calmando la tempestad que amenazaba la barca de los discípulos.

Los amigos de Jesús habían decidido cruzar el lago mientras este oraba. El fuerte viento hacía la travesía difícil y avanzaban poco. Jesús se acerca hasta ellos caminando sobre las aguas y se produce el episodio en que Pedro, el más osado e impulsivo de sus seguidores, le dice que si verdaderamente es Él, le mande ir andando sobre las aguas para encontrarse con el Maestro.

Jesús le invita a dirigirse hacia Él y Pedro comienza a caminar sobre el agua, sin embargo, como dice el evangelista, al sentir la violencia del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse y necesito se rescatado por Jesús quien le reprochó su poca fe.

Para mí Pedro refleja perfectamente la dicotomía que vivimos muchos cristianos y nuestra oscilación entre la confianza y la duda. Por un lado, como Pedro, creemos en el carácter sobrenatural de Dios y, consecuentemente, su capacidad para hacer cualquier cosa por difícil que pueda parecer. Por otro lado, cuando miramos las circunstancias a nuestro alrededor sentimos miedo y nuestra fe flaquea y nos hundimos en la pura y dura realidad.

En este sentido me siento muy identificado con Pedro y me doy cuenta que a mí me sucede lo mismo, si quita la mirada de Jesús y miro a las circunstancias que me rodean es normal que, a menudo, desfallezca.

UN PRINCIPIO

No ignorar las circunstancias, pero no quitar la vista de Jesús.