SIRVIENDO A MÁS DE UN DIOS


El capítulo 17 del segundo libro de los Reyes narra el final del reino de Israel. Asiria, la potencia dominante en aquella época, invade el país, lo saquea, lleva cautiva y desplazada a su población reubicándola en otros partes del imperio y lleva a cabo una repoblación del país con gentes procedentes de otras regiones y zonas de sus vastos dominios.

Este capítulo hace una interpretación o lectura teológica de los hechos históricos que llevaron a esta dramática situación. Indica que el pueblo durante decenios y decenios se había alejado de Dios, había despreciado sus mandamientos, se había vuelto hacia la idolatría aceptando los dioses de los pueblos vecinos y, de manera sistemática, no había hecho ningún caso de los profetas enviados por Dios instándoles al arrepentimiento. La paciencia de Dios se colmó y vino la desaparición de Israel.

La tierra fue, como he dicho anteriormente, poblada con gente procedentes de otros países. Sin embargo, por orden del rey de Asiria se les enseñó la religión de Israel. El escritor de Reyes dice que se dio una situación curiosa, Estas gentes respetaban al Señor, pero siguieron dando culto a sus ídolos, al igual que sus hijos y nietos, haciendo lo mismo que sus antepasados hasta hoy. (2 Reyes 1741)

Respetar al Señor pero tener los propios ídolos. Doble fidelidad y devoción. Personalmente me doy cuenta que es muy fácil ser honesto en mi respeto del Señor pero, al mismo tiempo mantener ídolos en mi propia vida. Sería deshonesto si dijera lo contrario y la lucha es, precisamente, por desterrar los mismos de mi experiencia personal y permitir que mi única fidelidad sea al Señor.

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