LAS ARMAS CORRECTAS

Y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin espadas ni lanzas, pues esta es la guerra del Señor y él os entregará en nuestro poder. (1 Samuel17:47)
Estas palabras fueron pronunciadas por David justo antes de su victorioso encuentro con el gigante Goliat. Saúl, el rey del Israel, le había recomendado al joven pastor que se pusiera su armadura y usara su casco y espada. Pero aquello no resultó. David se sentía encorsetado y ni sabía, ni podía moverse con libertad. Prefirió usar las armas a las que estaba acostumbrado, la honda y las piedras.
Pero Divid tenía una perspectiva correcta del conflicto y así lo verbalizó. Las batallas de Dios, por decirlo de alguna manera, no se luchan con las armas del mal, sino con otro tipo de armas, armas espirituales.
Pienso en el mundo donde vivimos y como el mal en todas sus dimensiones y manifestaciones gana y gana terreno y como los hijos de Dios estamos llamados a enfrentarlo. Sin embargo, de David puedo aprender que no puedo ni debo luchar con las mismas armas pues, en ese caso, la derrota está asegurada, debo luchar con las armas de Dios pues esta es su guerra. ¿Qué significa en la práctica? Pues viene a mi mente las palabras de Pablo cuando afirmó que, no nos dejemos vencer por el mal, antes bien, hemos de vencer al mal con el bien.
Estas palabras fueron pronunciadas por David justo antes de su victorioso encuentro con el gigante Goliat. Saúl, el rey del Israel, le había recomendado al joven pastor que se pusiera su armadura y usara su casco y espada. Pero aquello no resultó. David se sentía encorsetado y ni sabía, ni podía moverse con libertad. Prefirió usar las armas a las que estaba acostumbrado, la honda y las piedras.
Pero Divid tenía una perspectiva correcta del conflicto y así lo verbalizó. Las batallas de Dios, por decirlo de alguna manera, no se luchan con las armas del mal, sino con otro tipo de armas, armas espirituales.
Pienso en el mundo donde vivimos y como el mal en todas sus dimensiones y manifestaciones gana y gana terreno y como los hijos de Dios estamos llamados a enfrentarlo. Sin embargo, de David puedo aprender que no puedo ni debo luchar con las mismas armas pues, en ese caso, la derrota está asegurada, debo luchar con las armas de Dios pues esta es su guerra. ¿Qué significa en la práctica? Pues viene a mi mente las palabras de Pablo cuando afirmó que, no nos dejemos vencer por el mal, antes bien, hemos de vencer al mal con el bien.
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