DE FORMA NATURAL
Comienzo la lectura del segundo libro del profeta Samuel. En los primeros capítulos se narra la ascensión al trono de David, primero tan sólo como rey de Judá, posteriormente sobre toda la nación de Israel. Sin embargo todo esto no sucedió sin enfrentamientos armados, intrigas palaciegas, asesinatos e incluso traiciones.
Dios le había prometido a David que sería rey de su pueblo y, por fin, después de muchos años la promesa se llevaba a cabo. Hay dos cosas que me llaman la atención, el tiempo transcurrido entre la promesa y su cumplimiento y en segundo lugar que las cosas se sucedieron de maneras digamos, muy naturales, poco sobrenaturales.
En cuanto al tiempo, ya he visto anteriormente que David era un hombre que sabía esperar al momento de Dios y lo hacía pacientemente y sin intentar encontrar atajos para que se cumpliera la voluntad de Dios.
En cuanto a la forma, veo que el Señor con mucha frecuencia se manifiesta y obra en medio de la normalidad y no siempre, como nosotros esperaríamos, de formas sobrenaturales o milagrosas.
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