CUARESMA, DÍA 36

 



No quiero decir que haya logrado ya ese ideal o conseguido la perfección, pero me esfuerzo en conquistar aquello para lo que yo mismo he sido conquistado por Cristo Jesús. Y no me hago la ilusión, hermanos, de haberlo ya conseguido; pero eso sí,olvido lo que he dejado atrás y me lanzo hacia delante en busca de la meta, trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde lo alto. —Filipenses 3:12-14

La Cuaresma invita a la reflexión y durante estos días hemos tenido -si hemos querido- suficientes oportunidades para hacer una revisión de nuestro estilo de vida, nuestros valores, nuestras prioridades, nuestras relaciones, nuestros caminos como dirían los profetas.

Pero hay una máxima que afirma que la reflexión sin acción sólo produce frustración. Es muy posible que el proceso reflexivo nos haya dado una información muy valiosa acerca de nosotros mismos. La realidad siempre es nuestra amiga y conocerla nos enriquece y nos ayuda a determinar qué hacer y en qué dirección movernos.

Consecuentemente, es hora de comenzar a mirar hacia adelante y comenzar a poner en práctica y en acción alguna, aunque sólo sea una, de las cosas que la Cuaresma nos ha mostrado. Olvidar lo que queda atrás, dice el apóstol, y proseguir adelante.


¿Qué cambio quieres implementar en tu vida como consecuencia de la reflexión cuaresmal?

¿De qué modo quieres vivir diferente?

¿Qué quieres dejar o qué quieres incorporar?

¿Qué aspecto del seguimiento del Maestro debe ser nuevo o debes incorporar porque es inexistente?


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