NUEVA VIDA EN CRISTO I
Ninguna condena, por tanto, pesa ya sobre los que pertenecen a Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:1-2)
El capítulo 8 de la carta está dedicado a hablar de la vida en el Espíritu y las implicaciones que tiene sobre el seguidor de Jesús. Pablo ya demostró con sus argumentos la incapacidad de la ley para producir vida y como puso de manifiesto la realidad del pecado en nuestra experiencia como seres humanos. Pero el apóstol comienza el capítulo con una declaración de esperanza; ya no somos condenados. Cuando tomamos la decisión de aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador, cambia, como ya hemos visto, nuestro estatus legal. El pecado ya no tiene la capacidad de condenarnos porque, aunque hemos quebrantado la ley, Jesús ha pagado el precio que la ley justamente exigía por las transgresiones. Pablo ha ido insistiendo en esto una y otra vez desde el capítulo cinco ¡Somos libres! ¡No tenemos que obedecer al pecado! Ahora debemos aprender a vivir en libertad con la tensión que supondrá la realidad de que aunque el pecado ya no tiene poder legal sobre nosotros, es decir, no nos puede condenar, sigue siendo una realidad presente en nuestras vidas de la cual nos hemos de ir restaurando poco a poco, día a día.
Piensa en tu situación espiritual ¿Qué evoca en ti la foto que encabeza este post?
Prisión. Falta de libertad. Malas decisiones y consecuencias fatales. Posibilidades de ir peor. También esperanza a la libertad.
ResponderEliminar