TÉRAJ/ A MEDIO CAMINO/ GÉNESIS 11



Téraj tomó a su hijo Abrán, a su nieto Lot, el hijo de Aram, y a su nuera Saray, y salieron todos juntos de Ur de los caldeos para ir al país de Canaán. Sin embargo, al llegar a Jarán, se quedaron allí a vivir. Téraj vivió doscientos cinco años y murió en Jarán. (Génesis 11:31-32)


Téraj, el padre de Abrán, marchó desde su hogar familiar en Ur hacia la tierra de Canaán. El paralelismo con el llamado posterior de Abraham es evidente como aparece al principio del capítulo 12. Al leer esta historia han venido algunas preguntas a mi mente, preguntas para las cuales soy consciente de no tener ningún fundamento bíblico, sin embargo, es plausible todo lo que me sugiere el pasaje. Leo que de camino hacia Canaán, por alguna razón que desconocemos totalmente, todos ellos, siguiendo las indicaciones del padre de familia y jefe del clan, decidieron quedarse en Jarán, a mitad del camino, sin llegar a la tierra hacia la que se dirigían. 

Lo que me planteo es si el llamado que posteriormente recibió Abraham no fue dirigido en primer lugar a su padre Téraj y este, por las razones que sean y que el texto no menciona, decidió quedarse a mitad del camino y no seguir el supuesto llamado del Señor para ir a Canaán. Nuevamente, el texto no lo indica, pero el paralelismo de las historias lo hace plausible. Será, posteriormente, Abraham, su hijo, quien complete el viaje y llegue hasta la tierra. Téraj, hubiere o no llamado por medio, se quedó a medias, no completó su meta.

Al mirarme en el espejo de Téraj me sobreviene la inquietud de no completar el camino del seguimiento de Jesús. Lo importante en la vida cristiana, como en tantas otras facetas de la vida en general, no son los comienzos sino los finales. Lo que cuenta no es cómo comienzas el partido, sino cómo lo terminas, lo que vale siempre es el resultado final del mismo. Sin duda que buenos comienzos son prometedores, pero no garantizan el resultado final. Puedo pensar en muchos que a mi alrededor comenzaron conmigo el seguimiento del Maestro y no lo han seguido por muchas y variadas razones. Eso puede pasarme a mí y puede pasarle a cualquiera. Habitualmente, me doy cuenta, son procesos lentos y graduales que hacen que nuestro corazón se enfríe y/o endurezca y llega un día que decidimos ya no seguir hasta Canaán y quedarnos en nuestro Jarán particular.


¿Cómo estás en tu proceso de seguimiento de Jesús?

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