AMOS/ INDIFERENCIA/ AMOS 4



Pero siguen sin convertirse a mí. (Amos 4)


Esta expresión aparece, nada más ni nada menos, cinco veces en el capítulo cuatro del profeta Amós. Se da en el contexto del Señor queriendo llamar la atención de su pueblo para que se conviertan de sus malos caminos, de sus estilos de vida y se vuelvan a Él. Sin embargo, el Señor una y otra vez se lamenta de la cerrazón mental y la dureza de corazón del pueblo que se resiste a volver hacia el Señor.

Dios nos habla cada día a partir de su Palabra, de las relaciones interpersonales en las que nos involucramos, de las circunstancias que nos pasan y las que observamos y de otras muchas maneras. Sin embargo, todas esas llamadas de atención de parte del Señor sobre nuestras vidas pueden pasar total y absolutamente desapercibidas si no introducimos en nuestras vidas el hábito de la reflexión, de pararnos, de tomar distancia, de pensar sobre lo que estamos viviendo y qué quiere o puede decirnos Dios por medio de ello o en medio de ello.

Ya decía Sócrates que una vida no reflexionada, es decir, aquella que no incluye periodos largos o cortos de reflexión de forma continuada y constante, no es una vida digna de ser vivida. Sin reflexión la vida simplemente pasa sin que aprovechemos las oportunidades que Dios nos presenta para experimentarle, crecer, madurar, rectificar y, en definitiva, volvernos a Él.


Párate y piensa ¿Qué quiere enseñarte Dios por medio de las circunstancias que estás viviendo y experimentando?

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