JESÚS/ COMPASIÓN/ MATEO 15:32-39



Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: —Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. No quiero mandarlos sin comer a sus casas, porque pueden desmayarse por el camino. (Mateo 15:32)

A simple vista no parece haber gran diferencia entre este pasaje y la alimentación de los cinco mil que aparece en el capítulo 14 de este mismo evangelio. Una mirada más atenta al contexto nos hace ver que el lugar donde tiene lugar es totalmente diferente. Esta alimentación sucede en Decápolis, una confederación de diez ciudades griegas libres situada en la orilla este del mar de Galilea. La implicación que tiene es importante puesto que podemos suponer que la mayoría de las personas que allí estaban eran gentiles, es decir, no pertenecían al pueblo de Israel y, por tanto, estaban fuera de la comunidad del pacto.

Este pasaje refleja, una vez más compasión de Jesús hacia las personas necesitadas, una compasión que es indiscriminada, que no tiene en cuenta la dignidad o carencia de la misma de aquel que está en necesidad. A los ojos de un judío ortodoxo, lo sabemos por el pasaje de la mujer cananea que pedía por la sanidad de su hija, un gentil tenía el mismo valor que un perro y había que evitar todo trato con él. Para un judío ortodoxo el mandato de amar al prójimo se limitaba a amar a aquellos que pertenecían al pueblo escogido pues solamente a estos alcanzaba la condición de prójimo. 

Con este pasaje Jesús nos muestra un desafiante camino a seguir, a saber, que debemos sentir compasión por todo ser humano y sus necesidades y abrazarlas, en la medida de nuestras posibilidades -siete panes y unos poco peces- como si fueran propias y ministrarlas en el nombre de Jesús.

¿Qué necesidades hay alrededor tuyo? ¿Qué debes hacer al respecto? ¿En qué consisten tus siete panes y tres peces?



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