SEGUNDA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ OLOR A VIDA O MUERTE/ 2:14-17
14 Gracias a Dios que siempre nos lleva en el desfile victorioso de Cristo y que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable. 15 Porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden. 16 Para los que se pierden, este incienso resulta un aroma mortal, pero para los que se salvan, es una fragancia que les da vida. ¿Y quién está capacitado para esto? (2 Corintios 2:14-16)
Pablo tiene en mente los triunfos que celebraban los generales victoriosos en la antigua Roma. Este era el mayor privilegio que se le podía conceder a un militar como premio a los servicios prestados, primero a la república y más tarde al imperio (más información en http://historicodigital.com/el-triunfo-y-la-ovacion.html)
Parte del desfile triunfal era, naturalmente, el general victorioso y una parte representativa de sus tropas, el senado, los botines que se habían obtenido, los prisioneros tomados, que posteriormente serían ejecutados y los sacerdotes que a lo largo de todo el recorrido iban con incensarios perfumando toda la cabalgata. El olor del incienso era, sin ninguna duda, olor de vida y triunfo para el general y sus tropas pero, al mismo tiempo, era olor a muerte para todos aquellos que serían ejecutados nada más acabar el desfile.
Esta es la idea con la que juega al apóstol para indicar que nuestras vidas han de ser para unos, olor de vida porque les acerca a la salvación, mientras que para otros, olor de muerte porque su rechazo del mensaje implica su rechazo de Dios.
Creo que de alguna manera nuestras vidas no han dejar indiferente a nadie, sino que han de obligar -no por las formas ni por la agresividad, sino porque nuestro estilo de vida así lo sugiere- a posicionarse con respecto a Jesús, bien acercándose a Él o bien rechazándole.
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