LA SEMILLA QUE DA FRUTO


Marcos 4:21-41

Jesús sigue con su enseñanza por medio de parábolas y comienza una serie de historias en las que lleva a cabo diferentes milagros.

Hace ya tiempo me llamó la atención la parábola de la semilla que da fruto. Tiene muchos de los elemenos comunes a otras historias similares y, muy concretamente, a la que leí ayer, hay un sembrador, la semilla, la tierra y la cosecha.

Mi atención se ha centrado en las palabras de Jesús, la semilla germina y crece, aunque él [el sembrador] no sepa cómo. Me hace pensar en el protagonismo de Dios en hacer que el mensaje de las buenas noticias pueda echar raíces, crecer y desarrollarse en la vida de las personas.

Me ayuda también a entender esta sociedad entre Dios y el hombre. Yo soy responsable de plantar, es decir, comunicar el evangelio de forma que las personas puedan entenderlo, de encarnarlo para darle credibilidad en mi propia vida y, después, debo dejar que el Señor produzca el fruto en la vida de las personas que no le conocen. Es un gran descanso y tranquilidad entender que la siembra es mi responsabilidad, la cosecha es suya.

Un principio

Esperar la cosecha con confianza.

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