1 CORINTIOS/ EL OBRERO ES DIGNO DE SU SALARIO/ 1 CORINTIOS 9:1-14
Bien sabéis que los ministros del culto viven de ese ministerio y que los que sirven al altar participa de las ofrendas que se hacen en él. De forma semejante, el Señor dispuso que quienes anuncian el mensaje evangélico vivan de esta tarea. (1 Corintios 9:14)
Ya desde el comienzo de la iglesia cristiana, y siguiendo la tradición del pueblo de Israel, aquellas personas dedicadas al servicio cristiano a tiempo completo en el ámbito de la iglesia han sido sostenidas económicamente por el resto de la comunidad de seguidores de Jesús.
He querido explicitar que esto aplica a aquellos que están en el ámbito de la iglesia porque todos nosotros, sin distinción, somos gentes llamadas a tiempo completo a la misión de restaurar e instaurar el Reino, sin embargo, unos lo hacemos en el ámbito de nuestros trabajos, estudios, entornos familiares, etc., que nos proveen de la financiación necesaria para vivir mientras hacemos la misión, mientras que otros son llamados -de forma diferente pero no cualitativamente mejor- a llevarlo a cabo en el ámbito del servicio a la comunidad de los creyentes o el campo misionero. Es a estos últimos a los que Pablo se refiere son dignos de su salario y los seguidores de Jesús deben proveer para su mantenimiento ya que han abandonado lo que serían sus fuentes naturales de financiación.
Estos últimos dependemos -pues es mi caso- del sentido de responsabilidad de otros creyentes, de su valoración de nuestro trabajo, de nuestra capacidad de hacerles partícipes del mismo, de su caminar con el Señor que aumenta o disminuye su grado de sensibilidad a las necesidades que tenemos. En definitiva, en manos de Dios que ha decidido proveer por medio de la comunidad.
¿Cuál es tu grado de compromiso con el mantenimiento de aquellos que construyen el Reino desde el ámbito de la iglesia?
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