HABACUC/ AGUARDAR LA RESPUESTA DE DIOS/ HABACUC 2:1



Voy a apostarme en mi puesto de guardia, voy a instalarme en mi atalaya; aguardaré para ver qué me responde Dios, qué puede replicar a mi queja (Habacuc 2:1)


El profeta le presentó sus preguntas y quejas al Señor y esperó una respuesta, esperó pacientemente y deduzco del tono del pasaje que obtenerla le pareció lo más normal y natural del mundo. Pienso, con total sinceridad, que es una actitud que tenemos todo el derecho del mundo a imitar, que podemos presentar nuestras dudas, preguntas y quejas a nuestro Dios y esperar que obtendremos una respuesta respecto a las mismas. 

También creo, sin embargo, que hay algunos principios que deben tenerse en cuenta y que deben aplicarse si uno desea escuchar la voz del Señor en su vida. El primer principio, es el derecho a oírla. En el Evangelio de Juan capítulo diez, por tres veces Jesús afirma que sus ovejas, es decir nosotros, escucharemos su voz y la reconoceremos. Por tanto, se afirma que Dios nos habla y lo hace a cada uno de nosotros, esa es una realidad. 

El segundo principio, es que Dios habla cómo y cuándo quiere. Nosotros nos hemos de ajustar a su agenda y no al revés. Para escuchar al Señor es preciso tener la actitud y la disposición correcta. El profeta nos habla de aguardar, de tener una actitud de espera y de discernimiento. No es raro que deseemos escuchar la voz de Dios y, sin embargo, no nos tomemos el tiempo para ello, no reflexionemos lo suficiente, no tratemos de discernir su voz en medio de las muchas voces que hay a nuestro alrededor y que hablan a nuestro corazón.

El tercer principio, es que Dios nos puede hablar de muchas maneras. Lo hace directamente a nuestro corazón por medio de su Espíritu que habita en nosotros. Lo hace por medio de la Palabra cuando la leemos, meditamos y oramos al respecto. Lo hace por medio de otros seguidores de Jesús que traen una palabra de discernimiento a nuestras vidas. Lo hace por medio de las circunstancia y lo hace también por medio de la contemplación y meditación en el carácter y la vida de Jesús, el Dios hecho ser humano.

Veo, sin embargo, que todas las formas que el Señor usa para hablarnos tienen un denominador común, la necesidad de tiempo, la necesidad de reflexión, de quietud de espera paciente.


¿Necesitado de escuchar la voz de Dios? ¿Qué puedes hacer al respecto?

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