JESÚS/ LA MUERTE DE JUAN/ MATEO 14:1-12



Mandando que decapitaran a Juan en la cárcel. (Mateo 14:10)


Poco tiempo antes de su muerte Jesús había afirmado de Juan que era el más grande entre todos los nacidos de mujer, sin embargo, Jesús, su primo carnal y Dios hecho ser humano, no hizo nada por liberarlo de su encarcelamiento ni para evitar su muerte. De hecho el mismo Jesús, al igual que Juan moriría de forma violenta e injusta y el Padre tampoco hizo nada para evitar su muerte. ¿Se sintió abandonado Juan? No lo sabemos, sin embargo, si sabemos que Jesús si que se sintió de ese modo.

En este pasaje veo el sufrimiento injusto de los justos y el silencio de Dios al respecto. El problema del dolor humano es, en mi humilde opinión, el más complicado de procesar para el seguidor de Jesús, especialmente cuando este lo sufren aquellos que son justos e inocentes.

Entiendo que forma parte de la realidad de un mundo caído donde las cosas no son como Dios pensó que iban a ser y que el pecado, un cáncer que todo lo corrompe, se extiende por todas las esferas contaminando, degenerando y destruyendo. 

El sufrimiento de Jesús, el Dios que sufre, nos muestra que Dios no es indiferente al sufrimiento -la vertiente emocional- y el dolor -la vertiente física- del ser humano. Cristo sufre con nosotros, sufre la injusticia con nosotros, y nos enseña de este modo que comparte nuestra realidad humana y que un día, como Él lo fue, también nosotros seremos reivindicados por el Padre. Su sufrimiento también nos indica, contra lo que algunas ramas del mundo evangélico afirman, que no necesariamente el dolor y el sufrimiento son signos ni de pecado, ni del abandono de Dios.

¿Qué pueden enseñarte Juan y Jesús en tu experiencia de dolor y sufrimiento?

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