JESÚS/ CONVERSIÓN/ MATEO 4:12-17
A partir de aquel momento Jesús comenzó a predicar diciendo: Convertíos porque ya está cerca el reino de los cielos. (Mateo 4:18)
Jesús comenzó su ministerio con un llamado a la conversión. Conversión es un palabra griega que ilustra la idea de dar un giro de 180 grados. En una reorientación total dejar de marchar en una dirección para, por medio del giro, ir en otra totalmente diferente.
La conversión, tal y como la predicaba Jesús, significa dar un giro a nuestra vida y reorientarla hacia Dios, de vivir de espaldas a Él a vivir siguiéndolo a Él. Ciertamente es un evento, algo que sucede en el tiempo y en el espacio. Para algunos de nosotros fue un proceso gradual y no podríamos con exactitud afirmar cuándo se produjo. Otros, como es mi caso, recordamos a la perfección el lugar, el momento, las circunstancias.
Pero si bien es cierto que la conversión es algo que hicimos un día no lo es menos que, en un sentido, debemos de continuar convirtiéndonos día a día, que la conversión es un proceso que nunca acaba porque la vida, por definición, es total y absolutamente dinámica.
Lo que quiero decir es que desde aquel día en que con 16 años de edad tomé la decisión de seguir a Jesús mi vida ha cambiado y muchas y nuevas áreas se han ido incorporando a mi proyecto vital. Areas que no existían y yo ni siquiera vislumbraba cuando tomé aquella decisión. Areas que tuvieron que ser "convertidas" al Maestro. Del mismo modo sé que nuevas áreas, por el propio carácter dinámico de la vida, aparecerán en el futuro y también deberán ser orientadas hacia Él.
Porque la conversión no es el punto de llegado más bien el de salida. No es la meta, sino el comienzo de la carrera.
Comentarios
Publicar un comentario