SEGUNDA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ TRISTEZA SEGÚN DIOS/ CAPÍTULO 7
Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. (2 Corintios 7:10)
Pablo continua hablando en el contexto de su tensa relación con los cristianos de Corinto, sin embargo, aquí introduce un concepto muy interesante, la tristeza.
El apóstol distingue dos tipos. La primera, que es relacionada con Dios, es saludable y nos lleva a un cambio, a una transformación, hace que nuestra vida sea diferente, que tomemos acciones, cambiemos actitud y, como consecuencia, se produzca salvación en el sentido más amplio de la palabra. Esta tristeza nos puede, si la aceptamos y bienvenimos, llevar a una profunda reflexión acerca de nosotros y nuestro estilo de vida, una reflexión desapasionada y no justificativa que de luz sobre nuestra situación y genere cambio.
La segunda, indica Pablo, que está relacionado con el entorno social e ideológico en el cual nos ha tocado vivir, únicamente produce muerte, entendida esta también en el sentido más amplio y vasto de la expresión. En definitiva, no produce vida.
Deberíamos aceptar y darle la bienvenida a la primera pues el Señor os la envía o la permite a fin de que podamos cambiar y transformarnos. Deberíamos entender la segunda como consecuencia natural de un mundo caído donde una y otra vez nos empeñamos en vivir al margen de Dios y su voluntad.
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