2 CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ DESCRÉDITO/ 6:1-13
En cuanto a nosotros, procuramos no dar a nadie motivos para desacreditar nuestro ministerio (2 Corintios 6:3)
El trasfondo de este versículo es las tormentosas relaciones que el apóstol Pablo mantenía con la iglesia de Corinto, comunidad que, por otra parte, él mismo había fundado. Esta tensión, de la cual desconocemos toda la información, había llevado a los seguidores de Jesús de Corinto a cuestionar y negar el propio apostolado de Pablo.
Sin embargo, ecos de las palabras del apóstol son válidas para cualquier seguidor de Jesús. Habla de no desacreditar nuestro ministerio pero, por extensión podemos pensar en no desacreditar nuestro seguimiento del Maestro. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua lo describe así: Disminución o pérdida de la reputación de las personas, o del valor y estima de las cosas.
El punto para mí es que puedo vivir de tal manera que traiga descrédito hacia mi persona y, consecuente, por asociación, hacia la persona de Jesús. Mis acciones, mis omisiones, mis comentarios, mis actitudes pueden poner en riesgo la credibilidad del Maestro y de su mensaje. Como embajador del Reino de los Cielos la reputación del mismo va ligada a mi dignidad como representante del mismo.
Para mi vida personal hay dos enseñanzas, conciencia y coherencia. Conciencia de que mi vida va ligada a la vida de Jesús y, por tanto, todo lo que haga o deje de hacer afecta al Maestro y a su mensaje. Debo, por tanto, examinar cómo vivo y ser sensible a esta realidad. Coherencia en el sentido de que no soy perfecto y, por tanto, cuando hay fallos e inconsistencias hay que pedir perdón y enmendarlas.
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