SER DISCÍPULO EN EL SIGLO XXI: LA GRAN HISTORIA DE DIOS. REBELION 4


Por eso, el hombre deja a su padre y a su madre, se une a su mujer y los dos se hacen uno solo. Los dos, el hombre y su mujer, estaban desnudos, pero sentían vergüenza de verse así. (Génesis 2:24-25)

En mi opinión, y siempre dentro del contexto de la cosmogonía cristiana, hay dos cosas importantes que vale la pena reseñar. La primera, es la formulación de la institución matrimonial como algo perteneciente al orden de la creación u orden natural. Es algo instituido por el Señor para toda la humanidad sin distinción de cuáles sean sus creencias religiosas. Por decirlo de otra manera, viene a existir antes de la caída del ser humano. De hecho, la realidad matrimonial, como la del gobierno, se da en todo tipo de culturas. Es cierto que puede manifestarse con expresiones o formas culturales muy diferentes que pueden variar de forma enorme de un contexto social a otro. No obstante, ahí está, presente desde que el ser humano tiene historia y siempre, siempre, con una dimensión social que va más allá de lo meramente privado.

Para mí, el segundo aspecto a considerar es la desnudez de Adán y Eva. El comentario editorial de autor no es en absoluto casual cuando indica que, a pesar de su desnudez, no se avergonzaban. Entiendo que la desnudez indica un estado de total y absoluta transparencia. Hay una desnudez física en la cual nada queda encubierto y todo es visible y hay también una desnudez psicológica, emocional e incluso espiritual. En esta última tampoco existe nada que ocultar y la transparencia psíquica, emocional y espiritual es total. Pienso, es mi humilde opinión, que el autor de Génesis se refiere a ambas. Lo interesante es que el ser humano, ante su Dios y ante otros seres humanos, podía, antes de la caída ser total y absolutamente transparente. Si piensas en tu experiencia 

¿Qué necesitas ocultar -al menos pretenderlo- de Dios?

 

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