ESAU/ GRATIFICACIÓN INMEDIATA/ GÉNESIS 25
Esaú dijo: -Estoy que me muero de hambre, ¿Qué me importan a mí los derechos de primogenitura? Jacob insistió: -Júramelo antes. Esaú se lo juró, y de este modo le vendió a Jacob sus derechos de primogénito. Entonces Jacob sirvió a Esaú pan y potaje de lentejas. Esaú comió, bebió, se levantó y se fue. Así fue como Esaú malvendió sus derechos de primogénito. (Génesis 25:32-34)
Los derechos del hijo mayor eran importantes, muy importantes. No únicamente recibía una porción mayor de la herencia paterna, que en el caso de Isaac debía ser considerable debido a las riquezas que había generado Abrahán, sino que también se convertía en el jefe del clan con funciones políticas, religiosas y judiciales. Era mucho lo que había en juego con la primogenitura y todo ello lo vendió Esaú por un miserable plato de lentejas. Este hombre sucumbió ante la necesidad de satisfacer sus necesidades físicas de forma inmediata. Esaú no pudo, no quiso o no supo postergar la gratificación para la consecución de un fin mayor. Echo por la ventana los beneficios y privilegios futuros a cambio de un placer instantáneo, efímero pero presente y al alcance de la mano. El patriarca no supo o no quiso ver las implicaciones que a medio plazo le traería su decisión y, si lo vio, como parece indicar el texto, no le importó en absoluto. Condicionar el futuro por una decisión presente.
Al mirar a Esaú no es difícil para mí el pensar en mi propia vida. Vivo en una sociedad que de forma constante, permanente y sofisticada está apelando a mis instintos, creando falsas necesidades que se supone que debo de satisfacer de forma inmediata porque esa es la única forma de ser, aparentemente, feliz y realizado. A menudo tengo la tentación a ser indulgente hoy al precio de debilitar mi carácter mañana. El pecado me ofrece la oportunidad de satisfacer mis impulsos y deseos aunque el precio sea hipotecar mi vida espiritual y mi seguimiento de Jesús. Además, me doy cuenta, todo eso tiene un carácter acumulativo y cuanto más me dejo llevar por esa aparente necesidad de gratificación inmediata más flojo y débil me vuelvo y más voy hipotecando mi futuro de pequeñas dosis de placer presente y pasajero. Cada vez se va nublando más mi capacidad de ver y discernir las implicaciones a medio y largo plazo de pequeñas concesiones diarias.
¿Qué tensiones para gratificación inmediata estás experimentando? ¿Qué consecuencias pueden traer a medio y largo plazo?
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